Por: Diego Kravetz
Si de inseguridad se trata, la demanda ciudadana es una brújula fundamental. ¿Quién si no los ciudadanos pueden describir con precisión las cualidades de esta problemática? ¿Quién si no los que la padecen en carne propia y la viven todos los días? No es por renegar de la opinión de expertos o técnicos; el saber especializado tiene que alimentarse de la experiencia común de las personas. En otras palabras, cuando los funcionarios y los especialistas nos desligamos de la comprensión popular sobre la inseguridad, perdemos toda capacidad de combatirla.
La gente expresa tres demandas en materia de seguridad: presencia policial, policías bien formados y más y mejores recursos tecnológicos. También hay una demanda hacia la Justicia para que agilice sus procesos y mejore su rendimiento.
La presencia policial ha sido un tema del que se ha hablado mucho en los últimos años y hoy viene a ser la punta del iceberg de la lucha contra el delito. Al tanto de esta demanda es que el último Gobierno provincial implementó —de manera apresurada y con fines electoralistas que, afortunadamente, no engañaron a nadie— las policías locales, cuerpos de la Policía Bonaerense que están bajo la jurisdicción de las distintas intendencias de la provincia. El actual Gobierno de María Eugenia Vidal, trabajando en conjunto con los municipios, está dando un nuevo alcance a esta fuerza, para que deje de ser un parche y se convierta en una verdadera solución.
El nuevo enfoque se acerca al concepto de policía de cercanía o policía de proximidad, que está llegando a la Argentina un poco tarde y que se implementa desde hace unos años en ciudades de Brasil y Colombia, para mencionar algunos referentes regionales, y también en Barcelona. La policía de cercanía se dedica a la pacificación, es decir, a reducir los riesgos en zonas que son foco de delito y a devolver la presencia del Estado. Ese es el primer eje del plan de seguridad que estamos implementando en Lanús. Pero aumentar la cantidad, por sí solo, no basta. Hay que mejorar la formación. Eso me lleva al segundo eje.
Una queja recurrente de los vecinos sobre la policía local es la corta duración de su formación. En Lanús estamos aumentando esa formación de cuatro a nueve meses y sumando distintos cursos, seminarios y capacitaciones tanto para los nuevos efectivos como para los que ya están en funciones. El desafío de la formación de calidad tiende a chocar con el desafío de la urgencia de los vecinos. La idea es lograr formaciones cada vez más completas y adecuadas, en tiempos coherentes con la inminencia de los problemas.
El tercer eje consiste en el equipamiento tecnológico. En Lanús sumamos alrededor de doscientas cámaras nuevas a las que ya existen y estamos encaminados a instalar dos centros nuevos de monitoreo. De este modo, no sólo supervisamos las calles y el comportamiento delictivo, sino que tenemos un registro del propio accionar policial. La idea es tener, como a mí me gusta llamarlo, un Estado omnisciente del delito.
En ese plan es que también estamos en proceso de lanzar una aplicación de botón antipánico para teléfonos móviles, que permitirá agilizar las denuncias y la capacidad de respuesta de las fuerzas de seguridad.
Finalmente puede pensarse la existencia de un cuarto eje que tiene que ver con la autonomía judicial. Desde 2012 Lanús tendría que ser un departamento judicial escindido del departamento de Lomas de Zamora, con lo cual los procesos judiciales de su territorio tendrían autoridades e instancias de tratamiento específicas. En materia penal esto aún no ha sucedido, por lo que estamos pidiendo la descentralización por convenio hasta tanto esto se haga realidad. El terreno judicial es un área fundamental donde se lleva a cabo la lucha contra el delito, especialmente contra el crimen organizado. Sectorizar el tratamiento legal de esa lucha es hacer zoom en territorios cada vez más puntuales, y por ende es mejorar en la tarea fina de luchar contra el delito.
Son estos los ejes del Plan de Seguridad de Lanús, las grandes demandas de los ciudadanos tal y como las conocemos en nuestro diálogo constante con los vecinos. Con dedicación y trabajo constante en estas áreas: más policías, mejor formados, más tecnología y mayor autonomía judicial. Siguiendo ese esquema es que vamos a salir de una vez por todas de la política de los parches a la política de las soluciones.