Por: Edgardo Zablotsky
La educación en nuestro país no pasa por su mejor momento. Las usuales tomas de colegios secundarios; los días de clase perdidos por los habituales paros docentes; las actividades dentro de colegios de agrupaciones políticas; el éxodo de las escuelas públicas hacia instituciones privadas, aun por una franja de la población que dista de gozar de una buena posición económica; el círculo vicioso de la pobreza representado por beneficiarios de planes sociales incapaces de reincorporarse a la sociedad productiva en virtud de su déficit de capital humano, dada su falta de educación; el incremento en la criminalidad, muchas veces a manos de jóvenes que no han concluido su educación obligatoria y que tampoco trabajan; la resistencia de los sindicatos a realizar evaluaciones docentes a nivel nacional que nos permitan conocer las calificaciones de aquellas personas encargadas de educar a nuestros hijos; la indudable pérdida de prestigio de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini y del Colegio Nacional de Buenos Aires; son tan sólo algunos de los síntomas, plagiando a Guillermo Jaim Etcheverry, de una real tragedia educativa.
Sin embargo, esta visión no es compartida por el ministro de Educación. Veamos, a modo de ejemplo, una selección de 10 tweets escritos por Alberto Sileoni durante los últimos dos años:
19/10/11: “Hay miles de alumnos y educadores que prueban que la educación pública argentina está viva y en movimiento”.
2/8/12: “Queremos adherir al llamado de la Presidenta a luchar contra el desánimo. No es cierto que la secundaria argentina esté en una crisis perpetua”.
23/8/12: “Esta es, para nosotros, una década ganada en educación… porque no puede haber educación de calidad si no es para todos”.
31/10/12: “En mi exposición reivindiqué el estado de la educación argentina, el camino recorrido desde 2003”.
11/1/13: “El embajador Lamadrid (embajador de Cuba) dijo que la educación pública argentina es emblemática. Y la educación superior es un ejemplo en el resto de la región”.
4/7/13: “Esta provincia (La Rioja) es un ejemplo de cuánto avanzó la educación durante esta década ganada: más escuelas, más días de clase, mejores salarios”.
11/9/13: “No decimos que estamos en el paraíso, pero hemos reconstruido el sistema educativo y estamos construyendo un país distinto”.
11/9/13: “Vamos a seguir hablando de década ganada, porque eso son, para nosotros, los 67 millones de libros que llevamos entregados”.
16/9/13: “Tenemos la certeza de estar en el camino correcto, en el camino de la justicia social; con mayor inversión en todas las escuelas del país”.
17/9/13: “Somos la primera generación que asume el compromiso de que todos sus hijos completen la educación secundaria”.
El presupuesto no lo es todo, es claro que su uso también importa. Mientras en nuestro país la educación sea usualmente tapa de los diarios a comienzos del año lectivo por los días de clase perdidos en virtud de paros docentes y con el paso de los meses por las tomas de colegios por parte de alumnos que impiden su propia educación, el pronóstico no puede ser sino sombrío. Los estudiantes están perdiendo sistemáticamente días de clase y aunque los recuperen de qué sirve sino para cumplir las formas, hace ya mucho tiempo que han perdido la cultura del esfuerzo.
Por ello, ¿por qué no aprender de otras sociedades? ¿Por qué no estudiar los requerimientos para ejercer la profesión y el proceso de formación docente en países líderes en las evaluaciones PISA? ¿O acaso un buen educador, como señala el ministro de Educación en un tweet del 11/9/12, “es un militante que está comprometido con su trabajo”?
¿Por qué no investigar en esas sociedades cuáles son las formas en las que los estudiantes pueden expresar sus inquietudes, cuáles son los límites que no pueden transgredir y cuáles las sanciones en caso de hacerlo?
Argentina forma parte del mundo, es hora de reconocerlo, de dejar de comportarnos como el avestruz y de aprender de quienes hacen las cosas mejor que nosotros.