Por: Edgardo Zablotsky
Días atrás se hizo público el resultado de una encuesta llevada a cabo por Unicef y la organización Techo (Un Techo para Mi País) a un total de 1.100 adolescentes de entre 12 y 16 años que viven en villas y asentamientos de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense. El estudio reporta que “la educación es muy valorada por la mayoría: el 95,7% de los chicos indicó que las cosas que se aprenden en la escuela ayudan a las personas a tener una vida mejor en el futuro”.
Este resultado es consistente con el hecho que cada vez más familias, aun en zonas caracterizadas por sus bajos ingresos, realizan importantes sacrificios para afrontar las cuotas de un colegio privado. ¿Cuántas más emigrarían si tuviesen los medios necesarios para hacerlo?
¿Qué mejor forma de ilustrarlo que con evidencia provista por otras sociedades? En 1996 un grupo de filántropos privados, entre ellos importantes figuras de Wall Street, crearon la New York Scholarships Foundation, la cual ofreció vouchers educacionales a alrededor de 1.000 familias con niños en edad escolar que vivían en la pobreza. Mediante esos vouchers las familias podrían elegir enviar sus hijos a una de las cientos de escuelas privadas que existían en la ciudad de Nueva York. El interés fue tal que más de 20.000 familias se inscribieron en una lotería para acceder al programa. El impacto sobre los niños afroamericanos resultó significativo, incrementándose un 31% el número de aquellos que lograron ingresar a la universidad y duplicándose el porcentaje de quienes accedieron a universidades de elite.
¿Por qué no evaluar replicar un programa de estas características en la Argentina, aprovechando la reciente conformación del Grupo de Líderes Empresariales (LIDE), conformado por Presidentes o CEO de 85 de las principales empresas de nuestro país?
Esta organización nació en Brasil en 2003 con la idea de elaborar proyectos de ley que generasen aspectos positivos para la sociedad. El primero de ellos fue una iniciativa que se conoció como incentivo al deporte, mediante la cual las empresas dan su apoyo económico a deportistas y ese dinero puede ser deducido de impuestos.
Según Rodolfo de Felipe, presidente de LIDE en nuestro país, un proyecto de estas características será estudiado para ser presentado a la Comisión de Deportes del Congreso, señalando que “también nos gustaría poder armar algo relacionado con el tema educación, uno de los que más nos preocupa y sobre los que creemos se puede trabajar mucho”.
¿Por qué no evaluar elaborar un proyecto similar al New York Scholarships Fund, financiado mediante deducciones impositivas? Una iniciativa de estas características favorecería la equidad educativa al permitir a familias de bajos recursos que, como la evidencia lo demuestra, aprecian y mucho las posibilidades que otorga una mejor educación, una oportunidad impensada. Parafraseando a Rodolfo de Felipe, el objetivo de LIDE es generar aspectos positivos para la sociedad. ¿Qué más positivo que contribuir a la equidad educativa?