Corrupzuela

Eleonora Bruzual

Hace algunas semanas en estos mismos espacios hablaba de un país llamado olvido, y ustedes mis queridos lectores se preguntarán cuál es mi afán de buscar otros nombres para lo que alguna vez lo tuvo.

El afán viene del simple hecho de que Venezuela durante estos más de 15 años bajo la garra del castrochavismo fue desdibujándose y convirtiéndose en tierra de odios, de retaliaciones, de mentiras dichas con el desparpajo de un pillo que usó a los pobres para trocarlos en paupérrimos y así poderles sembrar resentimiento, mendicidad, servilismo. Fue obligando al cierre de empresas nacionales y quebrando empresarios criollos para suplirlos por rusos, iraníes, cubanos, chinos, brasileros, bielorrusos, argentinos. De ellos el régimen tiene las mayores garantías de tranquilidad, porque ni harán presión ni crearán problemas y el sueño “Ganar ganar” queda garantizado, mientras los nacionales o doblan el espinazo o se largan a una diáspora creciente que favorece a los caporales y a los nuevos dueños de este terreno…

Porque realmente somos un terreno, una zona de tolerancia para todos aquellos que son parte de la banda roja, esa que se ha ido adueñando de países en Latinoamérica y una vez en el Poder destruyen democracias y desmantelan Estados, porque el asunto es quedarse no importa si sobre muertos, sobre el hambre o con lo que vaya quedando después del obligado éxodo y el tenaz saqueo. De esa banda y de otros que sólo ven la conveniencia propia y les importa un bledo la mala fortuna que nos ha tocado.

Y por eso sigo probando nombres… Nombres que den clara imagen de lo que es esto, esto que alguna vez fue un país y hoy no es otra cosa más que la provincia número 15 de la Cuba Castrista, provincia dada en comodato a los chinos y con algunas reservitas para negociar con indecentes que como los holandeses este fin de semana demostraron que sus apegos morales son una comiquita y que aquello de no dejar que Jorge Horacio Zorreguieta fuera a la boda de Máxima y Guillermo es una simple joda, porque pulcros y exigentes en asuntos de la conciencia y la dignidad han demostrado que no son, y si de gravedades humanas hablamos tan malo es ser colaborador de una tiranía militar de derechas como de una tiranía militar bananera y castrochavista que asesina estudiantes, encierra disidentes, censura Medios de Comunicación, negocia con el narcotráfico, pacta con el terrorismo internacional y sus prohombres amasan fortunas desde “sacrificados roles” de empleados públicos y luchadores sociales.

Así el siempre risueño Mark Rutte con la mano en los corazoncitos de la Shell Oil Company y Shell Global Solutions con seguridad muy de acuerdo con “Zijne Majesteit de Koning” Guillermo Alejandro, llamó a los isleños de oltremare, y les ordenó que soltaran al apoyado exjefe de inteligencia venezolano General Hugo Carvajal y que lo mandaran para Caracas, haciendo caso omiso de la extradición que Washington buscaba para juzgarle por narcotráfico y por complicidad con los terroristas de las FARC, siempre con la salvedad de que una vez libre y seguro en la guarida continental le nombrarán “Persona non grata”, algo que el dúo Obama/Kerry entendería y agradecería también, por aquello de guardar las formas…

Menudencias… calderilla que llaman los españoles. Eso es lo que nos han dejado como país. La prensa nacional y extranjera desde hace más de 6 años denuncia a este militar chavista, prototipo de un combo que tiene las armas y que le meten por igual a ser compinches de las FARC, ETA, Hezbolláh, Hamas, como mercaderes de narcóticos. Cubriendo mis riesgos me limito a referir lo que reconocidos diarios y publicaciones (Revista Semana de Colombia 2 de febrero 2008 – Nuevo Herald, Miami entre otros) han divulgado con las suficientes informaciones para considerarlo un delincuente peligroso. “Notitia Criminis” que llaman los juristas da cuenta de más de seis procesos abiertos por su presunta participación con el narcotráfico, pero al Pollo, como es su alias, le reciben en esta zona de tolerancia como un héroe, y le hacen un homenaje en el complejo cultural más importante de por esta guarida…

Héroe nacional en un lugar donde los asesinatos y el delito en sus distintas formas es hecho diario y más de un 95 % de los casos queda sin resolverse, por tanto impunes. Acción de una maldad sobresaliente ya que termina de dañar irreversiblemente a millones de seres a los que se les ha dado –a cambio del voto- licencia para matar, para robar, para ser malos, para no tener amor propio.

Héroe de este lupanar donde viene a por los placeres del saqueo cuanto ávido –de derecha o izquierda- se enchufe con la nomenclatura.

Encrucijada de delitos donde una de las hijas del caudillo golpista –María Gabriela- más vivaracha que ninguna se asocia con unos empresarios santafesinos “altos panas” del ministro de Planificación, Julio De Vido -aquel que se nos hizo conocido cuando el inolvidable maletín de Antonini Wilson- y montan un parapeto llamado Bioart SA, concretan embarques por 37.500 toneladas de arroz y como todo sea por la Robolución y por la hija del intergaláctico, lo empujan con un sobreprecio que el mismo presidente de la Federación Nacional de Entidades Arroceras de Argentina (Fedenar), Jorge Paoloni declara: “Esta empresa exportó arroz con un precio récord, igual al de los Guinness”.

Eso es lo que nos queda de aquella Venezuela pujante, refugio de perseguidos, de emigrantes que venían a por un lugar amable donde con trabajo hacer realidad los sueños. Guarida donde asesinan en los lobbies de los hoteles 5 estrellas y nadie averigua y, peor, el país de la víctima se hace el desentendido para no molestar a los que controlan la mina, y pactan jugosos contratos de armas e insumos militares. Tierra donde un vendedor de periódicos consigue tres morrales y en uno encuentra una cabeza, en otros brazos y manos y en el otro las piernas tasajeadas del pobre infeliz que masacraron. Los consigue y eso no causa ninguna reacción en la gente. Ese hallazgo en cualquier otra ciudad del mundo habría causado conmoción, la población estaría pendiente, la policía investigaría, pero en Caracas es algo común, sin impacto. Aquí se está más pendiente de ver cómo consigues un cupo en dólares que cómo frenas esta mortandad. 

Por eso, vuelvo a mi búsqueda de nombres para este pobre país que tuve y que una vez fue democrático, con leyes, con gente honesta, con seres que los sacudía el mal y lo rechazaban, lo combatían  y deseaban el bien común… Vuelvo y sólo consigo un nombre que le calce: Corrupzuela. 

Y desde Corrupzuela, nunca está de más, como el pionerito cubano al que le lavaron el cerebro, gritar ¡Gracias por todo Fidel! 

 

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