Por: Eric Hecht
Mientras en el mundo todos comentan la foto del Papa con el Rabino y el Imán en el Muro de los Lamentos, las diferentes fracciones palestinas se mueven. Parece que los repetidos encuentros entre la Autoridad Nacional Palestina y Hamas han dado lugar a un acuerdo sobre el gobierno, que, si se mantiene, debería ser presentado en estos días. Va a ser exhibido como un gobierno de unidad nacional reconocido por ambas partes, un Ejecutivo técnico con los mismos actuales Primer Ministro, Ministro de Relaciones Exteriores y de Finanzas (óptimo para tranquilizar a los donantes internacionales) y con la continuación de la presidencia de Abbas, que es lo que más importa, visto el carácter dictatorial del actual régimen de la Autoridad Nacional Palestina, cuyo Parlamento ha expirado hace cuatro años y no se reúne desde hace seis.
Así que en esencia, además de la inserción de algún técnico, Hamas se compromete a ser representado por un gobierno muy similar al actual, y no tendrá ninguna dificultad en decir que acepta los tratados de Oslo, las negociaciones y el diálogo con Israel. Hamas también va a conservar su autonomía y mantendrá el control de sus tropas incluso después de las elecciones, que tendrán lugar como mínimo en seis meses. Es fácil imaginar que el nuevo gobierno no va a tener ningún tipo de influencia sobre el poderío de Hamas en Gaza.
Básicamente, el resultado es una situación en la que se presenta en el plano diplomático un gobierno unificado que respeta las condiciones internacionales, pero en la práctica uno de sus componentes sigue la línea del terrorismo sin problemas. Es muy parecido a la solución del Líbano, porque se parece a lo que ocurre entre el Gobierno del Líbano y Hezbollah. Veremos si aguanta, si las ambiciones de los clanes y las mafias no rompen este equilibrio puramente formal.
Vale destacar que visto que la Autoridad Nacional Palestina ha firmado tratados de Justicia Internacional, como las leyes de la guerra, etc., tener un socio activamente terrorista que ya oficialmente no sería considerado terrorista y el cual apoya oficialmente al nuevo gobierno puede ser una fuente de problemas graves, dado que existe una responsabilidad objetiva de cada Estado sobre los crímenes de guerra cometidos en el territorio bajo su control, y no hay duda de que el lanzamiento indiscriminado de cohetes a Israel contra objetivos civiles en es un crimen de guerra, como lo es organizar el secuestro de ciudadanos de otros Estados y muchas de las prácticas que Hamas utiliza. En este punto vamos a ver cómo van las cosas. Un dato sin embargo es claro: Hamas entra en el gobierno sin renunciar al terrorismo, y esto hará imposible la reanudación de las conversaciones que Kerry ha prometido.
Resumiendo, en un futuro próximo vamos a tener una situación más grave de la confrontación entre Israel y los palestinos, al menos en el plano político. Podemos imaginar momentos de tensión, iniciativas clamorosas y llamadas al boicot. Más allá de la buena voluntad y rezar juntos, ¿cual será el impacto sobre el terreno, en particular el territorio controlado por la Autoridad Nacional Palestina, donde ahora hay una clase media mucho más interesada en hacer su trabajo y vivir mejor en lugar de hacer la guerrilla como pretende Hamas? Seguramente será un tema decisivo que Abbas tendrá que explicarle al Papa cuando vaya a rezar al Vaticano por la paz.