Por: George Chaya
Sayyed Hassan Nasrallah está en apuros. Esta vez los problemas del secretario general de Hezbollah no proceden de acciones israelíes. Hassan parece un boxeador recibiendo golpes en todos sus flancos y a punto de desmoronarse, ya no es el hombre fuerte de Irán en Líbano. Su discurso, plagado de fabulaciones insostenibles, muestra que ha caído en desgracia no sólo con Occidente sino en la calle árabe.
Los levantamientos en masa de millones de personas desde Marruecos a Omán y desde Siria al Yemen están depositando “al guerrero resistente” en el ridículo más humillante. No obstante, hay que reconocer que cuatro años atrás Nasrallah salió ganador cuando se alineó en el rechazo del levantamiento democrático en Irán, cuyo régimen, mentor ideológico y financiero de Nasrallah, aplasto a sangre y fuego los reclamos democráticos del pueblo iraní. En aquel momento un Nasrallah arrogante denuncio vehementemente un complot de EEUU, Israel y Arabia Saudita contra su amigo Alí Khameni con algún éxito mediático y con la complicidad de la esclerosis moral de un sector de intelectuales árabes que pensaba que la teocracia iraní era la vanguardia de la “resistencia” regional. Pero dos años después, sucedió Túnez y Egipto, luego Libia, Bahrein y Yemen y la pesadilla mayor de Nasrallah y Khamenei se hizo presente cuando exploto Siria.
La movilización de los ciudadanos sirios inicio la etapa decadente del poderoso Hassan, quien comenzó a ser rebasado por la realidad. Y ante los hechos consumados Nasrallah eligió defender lo indefendible mostrando claramente que está muy lejos de ser un estadista y revelando palmariamente ser el jefe de una organización apátrida y terrorista que no ha aprendido nada de los últimos movimientos de la calle árabe.
Cuando en febrero de 2012 Nasrallah salió en defensa del represivo régimen de Bashar al Assad se vio claramente en las imágenes de Al-Manar TV que ni él creía lo que intentaba transmitir. Todo lo que pudo balbucear fue un pedido de paciencia a los sirios, admitiendo que se habían cometido errores por parte de Assad, pero que el presidente haría reformas y pidió otorgar más tiempo al gobierno. Por un momento, el recio combatiente de Hezbollah parecía abatido y desconcertado por el curso de la situación y por primera vez se lo percibió absolutamente fuera de contacto con la realidad.
Pero el doble rostro de Hassan Nasrallah quedó en evidencia en un informe de la cadena Al Jazeera del 25 de mayo de 2012. Allí pidió a los sirios que apoyen al presidente Assad y que pongan fin inmediatamente a las protestas. Esto fue algo muy diferente a la posición que mostró Nasrallah cuando se produjo el levantamiento democrático en Irán en junio de 2009, donde Hassan repudió y ridiculizó al pueblo iraní, acusándolo de ser herramienta de un complot estadounidense-árabe contra el gobierno de Ahmadinejad. En opinión de Hassan, todo era un odioso complot de los saudíes, los israelíes y EEUU. Pero en el caso sirio, Nasrallah sostiene que ‘Bashar es un gran mandatario y un reformista’, por lo que Hassan pidió a los sirios más paciencia porque su amigo Assad haría reformas gradualmente y de manera responsable, por tanto, era imperioso según Hassan, darle la oportunidad para poner en práctica las reformas.
Cuando Nasrallah hizo estas declaraciones los civiles sirios asesinados por el ejército de Bashar al-Assad y sus fuerzas de seguridad ya se contaban por encima de los 32.000 -hoy se cuentan cercanos a los 90.000- y las atrocidades más horribles continuaban produciéndose obligando a unos 250.000 sirios a abandonar su país y huir a Turquía, Líbano y Jordania- hoy el número de desplazados supera holgadamente los 930.000-. También eran días en que la tortura, castración y el horrible asesinato del niño Hamza al-Jatib a manos del régimen impactaba al mundo entero y mostraba la degradación humana del dictador de Damasco. Pero a Nasrallah no le importó ese comportamiento repugnante de su amigo Assad y continuó al lado del tirano en clara oposición a las aspiraciones democráticas del pueblo sirio, exactamente igual a su apoyo al régimen iraní cuando reprimió a la Revolución Verde en 2009.
Ante tal escenario, cabe preguntarse: ¿qué clase de luchador por la libertad se conduce como Nasrallah lo hace? Lo concreto es que a el no le importa si Khamenei-Ahmadinejad y Assad torturan y asesinan sus propios pueblos en la medida que mantenga su negocio en Libano. ¿Que se puede decir de esto? Sólo: ¡Vergüenza! Vergüenza eterna para ellos, su sangre se ha convertido en agua. Han perdido todo contacto con la realidad.
Túnez y Egipto: Cuando sucedió Túnez, Nasrallah declaró: “felicitamos al pueblo de Túnez por su revolución histórica, su lucha y su levantamiento.” (periódico An-Nahar, Beirut, 9 de marzo de 2011), Nasrallah y sus seguidores pensaban que esto ocurriría sólo a los gobiernos árabes aliados de europeos y estadounidenses y señalaron que esto era muy bueno para el mundo árabe. Cuando toco el turno de Egipto, Nasrallah y sus adictos dijeron: “en Túnez y Egipto, los tiranos han sido derrocados, felicitamos y hacemos un llamado a los pueblos de Egipto y de Túnez a unirse”. Así, este sujeto seguía pensando que sólo ocurriría la caída de socios y aliados de EEUU mostrándose incapaz en percibir lo que seguiría como de interpretar la calle árabe profunda. Pero Nasrallah ya estaba en problemas desde que él y los que apoyaron las pseudorevoluciones árabes nunca enviaron una sola palabra de aliento al pueblo de Irán cuando trataron de realizar precisamente lo que los tunecinos y egipcios habían hecho levantándose contra sus tiranías. En 2009, Nasrallah, sus aliados árabes y no árabes junto a la progresía antioccidental denunciaron categóricamente el levantamiento iraní y se colocaron del lado de un tirano idéntico a Ben Allí y Mubarak. ¿Que deberían sentir hoy? ¡Vergüenza! ¡Sólo vergüenza eterna!
Libia: Cuando llego el turno de Libia, Hassan Nasrallah dijo: ‘un grupo de hombres y mujeres jóvenes se levantó contra un déspota (Muammar Khadafi) y aseveró que lo que estaba ocurriendo en Libia era una guerra impuesta por el régimen a un pueblo que pacíficamente exigió un cambio, lo que obligó a la gente a defenderse con las armas. (periódico Al-Arabiya, 22 de abril de 2011).
Esto trajo a mi memoria las fábulas de Yasser Arafat sobre la ‘invasión’ del Líbano en 1982 y todas las guerras libanesas ajenas lanzadas por la OLP, Siria y Hezbollah desde Líbano a Israel.
La pregunta que Nasrallah debería responder es ¿cuál es la diferencia entre los ciudadanos iraníes y los sirios? En Irán y Siria un grupo de hombres y mujeres jóvenes se levantó también y lo hizo pacíficamente exigiendo un cambio ¿Es que la sangre de iraníes o sirios tiene otro valor que la sangre de los libios en la estimación del poderoso guerrero Hassan y sus seguidores? ¿Hay alguna otra palabra para definir esta descarada hipocresía? ¿Qué tipo de resistencia defiende Nasrallah y los suyos? ¿A qué llaman resistencia? ¿Resistir a EEUU y Arabia Saudita es apoyar que una banda de matones paramilitares asesine, secuestre, desaparezca, torture y mutile personas impunemente como hacen los regímenes de Irán y Siria con sus propios ciudadanos?
Yemen: Cuando ocurrió Yemen, Nasrallah dijo: ‘no es posible guardar silencio acerca de la muerte y opresión de los manifestantes. Damos gracias a la firmeza del pueblo yemenita y su compromiso y reclamo pacífico, aunque sabemos que el régimen está asesinado a sus ciudadanos” (periódico egipcio Al-Masry Al-Youm, 28 de abril de 2011). Muy bien por la denuncia de Hassan Nasrallah. Muy loable. Pero ¿cómo es posible guardar silencio acerca de matar y oprimir a los manifestantes en Siria? No, el no estuvo en silencio respecto de Siria. Él estuvo encantado que sus amigo Assad aplastara a los manifestantes sirios cuando reclamaron reformas democráticas y libertades y con ello abrió el camino al ingreso de yihadistas suníes en Siria. ¿Por qué? ¿Cuál es la diferencia entre los sirios y los yemenitas para Hassan?
Bahrein: Cuando llegó el turno de Bahréin, Nasrallah dijo: ¿porqué nadie apoya los miles de movilizados pacíficamente en las calles? ¿Sólo por ser chiíes? (periódico As-Safir, Beirut, 8 de mayo de 2011). Otro error o mentira de Hassan. Lo cierto es que nadie antepuso la religión o la secta de los pueblos de Túnez, Egipto o Libia. Todas las consideraciones que se efectuaron fueron seculares en relación a las movilizaciones en esos países. Allí ‘la propia tinta de Hassan se secó para siempre’ pues su voz enmudeció cuando los ciudadanos iraníes estaban siendo reprimidos hasta la muerte, torturados e incluso violados por las fuerzas de seguridad de su amigo Khamenei. ¿Cómo es que Hassan no se sintió obligado a estar al lado de millones de seres humanos de su misma secta chiita en Irán, y de líderes como Mir Hossein Mousavi y Mehdi Karroubi? ¿Acaso no eran musulmanes chiítas y seres humanos movilizados pacíficamente?
Siria: Y finalmente estalló Siria y Hassan Nasrallah comenzó a tartamudear. Lo primero que dijo fue: ‘Estamos comprometidos con la estabilidad de Siria y su seguridad’. (Al-Jazzera TV, 1º de mayo de 2011). ¿A qué se refería Hassan? ¿A la seguridad de los ciudadanos sirios y a su protección o a la protección de Bashar al-Assad? La realidad indica que los sirios huyen de su país en masa por temor al ejército de asesinos de Bashar al-Assad y a los rebeldes. ¿Qué hay de su seguridad y protección? Nada dijo sobre esto el guerrero Hassan hasta el momento. También declaro: ‘Hacemos un llamado a la población siria para apoyar a su régimen resistente a implementar las reformas necesarias a través del diálogo’. (Al Manar TV, Beirut, 19 de mayo de 2011) ¿En serio Hassan? ¿No es eso lo que Obama también dice acerca de Bahrein? ¿Cómo es que cuando Barack Obama dice eso de Bahrein es malo e imperialista para Hassan y los suyos? Pero el mismo Hassan dice que eso es bueno y revolucionario para Siria mientras los sirios están siendo asesinados por el régimen. ¿Qué persona de bien puede creer la tremenda dualidad y falacia en su discurso?
Sin embargo, éste es el elemento magnífico que nos ofrecen ‘las inexistentes revoluciones árabes’ porque exponen y desnudan la idéntica hipocresía tanto de Occidente (en Libia) como de Hassan Nasrallah y Hizbullah en Irán y Siria. ‘En tercer lugar, Nasrallah ha dicho: “los libaneses no deben interferir en lo que está ocurriendo en Siria por tratarse de un tema interno de Siria’. (Al-Manar TV, Beirut, 25 de mayo de 2011) ¿En verdad Hassan? ¿Cómo es posible que los libaneses se pronuncien sobre los hechos de Libia, Egipto, Túnez y Bahrein pero no sobre Siria? ¿Por qué? ¿No son seres humanos los sirios? ¿Si les disparan no sangran? ¿Si los torturan y los mutilan no sufren y mueren? Parece que no para Hassan.
‘En cuarto lugar Hassan Nasrallah sostuvo: “Los libaneses debemos rechazar cualquier sanción dirigida por EE.UU y Occidente contra Siria” (periódico Arab Times, Kuwait, 22 de junio de 2011). ¿Por qué? ¿Cómo es eso de que las Resoluciones de la ONU contra Israel son buenas, pero las Resoluciones de la ONU contra Siria no lo son? Siempre que se trate de pacificar, lo que es bueno para unos debe ser bueno para todos en la región. ¿No? En otras palabras y concluyendo: Es evidente que Hassan Nasrallah no es consciente de lo que está sucediendo a su alrededor y lo que está haciendo para salvaguardar y proteger al régimen de Bashar al-Assad lo está llevando a colocarse en posición de jaque mate. Él está llevando al Líbano al borde del acantilado al haber enviado a sus combatientes en apoyo de Assad y ese error estratégico lo pagaran los ciudadanos libaneses con una nueva guerra interna que está cada vez más cercana.
Los hechos en Siria y el resto de las ‘inexistentes revoluciones árabes’ no sólo están depositando a Hassan en el ridículo, están acabando con él y con la credibilidad que alguna vez tuvo en amplios sectores de la calle árabe. La única verdad es la realidad fáctica y ésta da por tierra con las palabras y las ideas de un Nasrallah que ha desaprobado el examen de la historia al carecer de sentido común para entender cuándo llega el momento político de abandonar tiranos que han sido benévolos con él, pero abusivos y criminales con sus propios pueblos.
No es casual que Ahmadinejad desde Irán esté en la misma línea de Hassan Nasrallah y ambos se encuentren en la ruta de la defensa del régimen sirio. Al final del camino, están hechos de la misma tela. Ellos dicen apoyar la causa palestina pero a todas luces eso no es cierto, ‘la utilizan’. Los palestinos de Hamas no están luchando por Palestina, están luchando por Irán y El Líbano que Nasrallah imagina y pretende establecer junto a su amigo Assad tampoco está luchando por el Líbano, está luchando por Hezbollah e Irán.
La lectura del tablero regional es muy clara en materia geopolítica en Oriente Medio y quienes no lean esta realidad serán superados por la historia. Habrá que ver en el corto plazo si Hassan Nasrallah lo entiende y si tiene el coraje de asumir esta realidad o si él está tomando ventaja de la República Islámica de Irán, o si la República Islámica de Irán se está aprovechando de él y lo utiliza ‘momentáneamente’.