El presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke, la semana pasada, presentó el Informe Monetario Semestral al Congreso de Estados Unidos, ante el Comité de la Cámara sobre Servicios Financieros y ante el Comité del Senado sobre Bancos, Vivienda y Asuntos Urbanos.
El presidente Bernanke confirmó el mensaje reasegurando que el banco central hará más si las cosas empeoran y hará menos si las cosas mejoran. En sus propios términos, “nuestra intención es mantener una política monetaria altamente acomodaticia durante el futuro previsible, y la razón por la cual eso es necesario es porque la inflación está debajo de nuestra meta y el desempleo aún está muy alto”.
Una semana antes el Fondo Monetario Internacional revisó hacia abajo su pronóstico económico mundial, atribuyendo el recorte primordialmente a la desaceleración de las economías de mercado emergente. Asimismo, el Fondo redujo en 0,2 % el pronóstico de crecimiento de la economía estadounidense, a 1,7 por ciento en 2013 y 2,7 por ciento en 2014.
Enfocándose sobre los riesgos domésticos para la economía de Estados Unidos, Bernanke mencionó específicamente la apretura de la política fiscal y la discrepancia sobre el límite del endeudamiento del gobierno federal. También mencionó el riesgo planteado por la inflación muy baja, señalando que el índice de gastos de consumo personal aumentó apenas uno por ciento durante el año que terminó en mayo.
Los mercados reaccionaron positivamente ante el testimonio tranquilizador, el cual es el último presentado por el presidente Bernanke al Congreso, porque su mandato expira el 31 de enero de 2014.