A la querida Alicia hay que recordarla con alegría, porque ha sido una mujer extraordinaria, una gran luchadora, una persona con un formidable optimismo en la vida.
Quiero rescatar algunos elementos de su historia para que conozcan parte de la gran mujer que fue. Se destacó porque fue la primera jueza mujer correccional de menores de la Ciudad de Buenos Aires. En 1973 juró como jueza y el 24 de marzo en 1976, sin esperar ni un solo día, la Junta militar la destituyó de su cargo.
A principios de la dictadura, Emilio Mignone la convocó como abogada a trabajar en la defensa de los Derechos Humanos en un organismo que se estaba conformando y que luego sería el CELS. Comenzaron a tramitar los habeas corpus por las desapariciones forzadas de personas y hacer un gran trabajo en la preparación de la información sobre las violaciones masivas de Derechos Humanos para entregar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA que visitó nuestro país en septiembre de 1979. En esa época también asumieron la defensa de detenidos políticos y comenzaron a ir a las cárceles para entrevistarse con sus defendidos. Alicia iba junto a Lucila Larrandart, dos abogadas jóvenes y valientes. Las recuerdo bien porque fueron abogadas mías y tramitaron un habeas corpus para que el Poder Ejecutivo me permitiera la opción de salir del país. Ellas me visitaron en el Penal de Rawson y recuerdo que durante esa visita no la pasaron nada bien en la Ciudad de Rawson que en ese momento tenía 8 mil habitantes de los cuales más de 5 mil eran miembros de las Fuerzas Armadas o de Seguridad.
Con el retorno de la de la democracia, Alicia siguió trabajando como abogada en el CELS y empezó a ocuparse de las violaciones a los derechos humanos en la democracia. A fines de los ’80, publicó un libro sobre las ejecuciones extrajudiciales de los sectores populares en Buenos Aires. También trabajó sobre el derecho a la verdad cuando por las leyes de impunidad y los indultos era prácticamente imposible avanzar para establecer las responsabilidades penales en causas muy importantes. En este tema hizo un desarrollo jurídico muy importante que fue la Teoría del Derecho a la Verdad, no sólo de la víctima sino también de los familiares y sobre la importancia que tiene para la sociedad poder acceder al conocimiento. Este desarrollo del derecho a la verdad trascendió a la Argentina y tuvo una gran repercusión internacional. En el año 2005 lo presentamos ante la entonces Comisión de Derechos Humanos de la ONU y fue aprobado como Resolución. Con posterioridad el Consejo de Derechos Humanos aprobó tres resoluciones sobre el tema y finalmente la Asamblea General de Naciones Unidas lo reconoció como un derecho a nivel universal.
Alicia tuvo además una actuación institucional muy importante. En 1994 fue convencional constituyente y en 1998 fue designada con la nueva constitución de la Ciudad la Defensora del Pueblo de la Ciudad. También debemos recordar su valiente actuación en los días trágicos del 19 y 20 de diciembre de 2001, como la gran defensora de los DDHH que fue. Cuando terminó su mandato, que coincidió con el Gobierno de Néstor Kirchner, tuvimos el privilegio de que asumiera como Representante Especial de DDHH en la Cancillería. En ese momento yo era Vicecanciller y trabajamos mucho juntos en la reforma de dos leyes para ponerlas en concordancia con las Convenciones internacionales de DDHH: la Ley de Migración, y las modificaciones del Código de Justicia Militar. Creo que tenemos que agradecerle sus importantes contribuciones.
Alicia fue una gran compañera, militamos juntos muchos años en el peronismo, compartimos la pasión de luchar en contra de la pobreza y de la injusticia. Ella fue una mujer inclaudicable, un ejemplo permanente. Tenemos que recordarla con alegría por su permanente lucha, por todas sus contribuciones y por su gran compromiso con la justicia y con la verdad. Gracias Alicia.