Por: Juan Carlos Juárez
El contexto político y el calendario electoral actual está marcado una vez más por la interna del peronismo. Por un lado, está el candidato del oficialismo. Por otro, el candidato del paraoficialismo y por último, la oposición de derecha que dice ser peronista. Desde el Frente Progresista Cívico y Social (FPCyS), apostamos a trascender esta lógica con propuestas y con alianzas que van más allá de la coyuntura y que busca ponerle límites al kirchnerismo.
El Frente, integrado por el Frente Amplio Progresista, el GEN, la UCR, Libres Sur y la Coalición Cívica de la provincia de Buenos Aires, es el único espacio con representación política que no ha tenido ningún tipo de vinculación con el kirchnerismo ni con la derecha del PJ.
Desde el oficialismo, presentan como candidato a diputado nacional al intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, que en la “década ganada” pudo mantenerse al margen de la disputa entre el kirchnerismo y el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, y que hoy los encuentra juntos a la hora de recorrer la provincia “defendiendo el modelo”.
Cerca del toque de campana, se sumó al escenario electoral el intendente del Tigre, Sergio Massa, que se presenta como “una alternativa” al oficialismo, que busca “llamar al diálogo y a la no agresión”, pero que fue uno de los dirigentes con más destacada actuación en este Gobierno al estar primero a cargo del ANSES y luego como jefe de Gabinete de Ministros. También fue candidato testimonial a diputado en 2005 y 2009, junto a Néstor Kirchner.
Por ello, nadie puede creer que Massa tenga una propuesta opositora al Gobierno nacional. Es una candidatura que tuvo, tiene y tendrá compromisos con el oficialismo y por tanto, se vuelve funcional a la gestión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Por esos mismos compromisos, no le va a complicar la vida política ni la labor en el Congreso nacional.
El tercer actor del mapa electoral es la oposición de derecha que dice ser peronista como lo es la alianza entre el empresario Francisco De Narváez y el moyanismo. Actores que armaron una lista que no resiste el mínimo análisis y que representa aquello que no queremos ser: una alianza transitoria y coyuntural, sin una base ideológica en común.
En este contexto, el Frente Progresista Cívico y Social busca ser una alternativa real y con un claro objetivo político. Contamos con una plataforma homogénea en términos de pensamientos y propuestas. Hemos logrado constituir y agrupar a la centroizquierda, que representa un tercio del país. Tenemos la fortaleza y el trabajo territorial para disputar en estas elecciones.
Somos la respuesta al reclamo de una sociedad que exige, a través de sus movilizaciones, que se le ponga un límite al kirchnerismo.
Apostamos a convertirnos en eso, en el límite parlamentario de este Gobierno y a rechazar aquellos proyectos aprobados por el Congreso y que consideramos que son un atropello a la democracia, como la escandalosa ley de blanqueo o la reforma judicial, que busca disciplinar un poder del Estado. Nos comprometemos a rechazar todas aquellas medidas que haya tomado este Gobierno y que esté lejos de la transparencia y el acceso a la información pública.
Al mismo tiempo, elaboraremos propuestas para no tener que seguir lamentando accidentes producto de un sistema ferroviario colapsado y abandonado y para que la inversión en las áreas sensibles como la educación, la salud y la seguridad esté destinada a mejorar la calidad de vida de la población y que no se vaya por la canaleta de la corrupción. Pero esencialmente venimos a unir a los argentinos, para salir de los enfrentamientos absurdos creados por el actual Gobierno.