El blanqueo, lejos de solucionar los problemas

Juan Gasalla

Conocidos más detalles sobre la operatoria de los Bono Argentino de Ahorro para el Desarrollo Económico (BAADE) y los Certificados de Depósitos de Inversión (CEDIN), a los que se le suma un Pagaré de Ahorro para el Desarrollo Económico (similar al BAADE para pequeños ahorristas), mayor es la certeza de que esta propuesta para blanquear capitales aleja al Gobierno del camino adecuado para afrontar los problemas inmediatos de la economía.

Los primeros cuestionamientos parten del sentido común: como contrapartida a un eventual financiamiento de sectores estratégicos, los dólares declarados van a integrarse a un movimiento especulativo en un mercado secundario, agilizan la introducción al sistema de dinero procedente del delito común -no sólo tributario-, institucionalizan una vía para la evasión futura durante los meses que esté vigente la amnistía impositiva, además de contradecir el argumento oficial a favor de la pesificación y en contra del atesoramiento de dólares, que hasta una semana atrás era criminalizado en el relato.

El ministro de Economía Hernán Lorenzino reconoció que este “estímulo para transformar recursos ociosos, no declarados” en inversiones productivas en energía y construcción apunta a captar fondos “que están en una caja de seguridad, que no tienen ninguna rentabilidad, o en el colchón, con lo que esto implica en términos de seguridad. O peor aún, en un paraíso fiscal”. Esta última afirmación sugiere que no será muy exhaustivo el sondeo sobre el origen del dinero. El proyecto de ley aclara en su artículo 9° que los sujetos que efectúen la exteriorización no estarán obligados a informar a la AFIP “la fecha de compra de las tenencias ni el origen de los fondos con las que fueran adquiridas”.

Que el dólar marginal se retobara y saltase por encima de los 10 pesos, el doble que el oficial, fue la sentencia de muerte de la pesificación, que durante un año y medio desplazó a una gran parte de los ahorristas al mercado negro. Los dos dígitos para el dólar gatillaron el lanzamiento de estos instrumentos, cuyo fondeo vapulea cualquier postulado ético. Se pide apenas una declaración jurada sobre la procedencia de los billetes y se otorga el premio de la exención impositiva con tal que aquellos denostados dólares vuelvan al sistema.

El proyecto oficial todavía está abierto a lo que disponga su reglamentación, aunque por las definiciones de los funcionarios de Economía en el Congreso, su aplicación dará entidad al precio del dólar “blue”, como ocurre con los CEDIN para reactivar el mercado inmobiliario, pues, al decir de la presidente del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, “tendrán mercado secundario y descuento, de acuerdo a la oferta y la demanda entre privados“, del mismo modo que la oferta y demanda entre privados fija la cotización en el circuito paralelo o el financiero (“contado con liqui”), sin intervención del BCRA.

Ese mercado secundario permitirá la compra de los títulos con pesos, con lo que aparece una alternativa para acceder a dólares físicos de forma legal. Esta vía podría ser efectiva para desactivar el mercado “blue”, aunque no lo hará con el precio que el mercado libre asigna a este dólar. El viceministro de Economía Axel Kicillof sinceró el giro en la percepción oficial: defendió a los “pequeños ahorristas” de dólares y pidió no “endilgarles un delito” por ese patrimonio.

Lejos de las soluciones

La propuesta oficial no va al fondo de los problemas que atraviesa la economía. El “cepo” cambiario seguirá vigente para los ahorristas y quienes quieran viajar al exterior, aunque ahora se vislumbra una nueva vía para dolarizarse con estos títulos. La inflación y el tipo de cambio atrasado mantendrán la presión sobre la dinámica económica en cuanto persista la emisión de pesos en torno al 40% anual para financiar el déficit fiscal.

El CEDIN, como quedó claro por el contrapunto entre el senador Gerardo Morales y el secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno, no será útil para la compra de materiales para la construcción ni fideicomisos, debido a la complicada definición de un tipo de cambio para estas operatorias en pesos con un título nominado en dólares. Por el contrario, puede facilitar la compra “dolarizada” de propiedades, con la capacidad ilimitada de endoso para operaciones encadenadas, aunque abre la puerta a ventas simuladas para que alguna de las partes se haga de dólares “cash” y blanqueados. Basta la colaboración de un “socio” dispuesto a prestar su propiedad para certificar el movimiento de dinero.

En cuanto a la sequía de fondos para infraestructura, el BAADE –bono en dólares con una duración de cuatro años y rendimiento anual del 4%- tendrá la difícil misión de aportar parte de los u$s7 mil millones que YPF necesita este año para financiar su Plan Quinquenal por 37.200 millones de dólares. La senadora Laura Montero (UCR), una de las voces más críticas al proyecto, consideró que este título está pensado “para gente cuyo costo de oportunidad sea ir a la cárcel”, ante la anuencia brindada a regularizar dinero que puede ser espurio. Por ahora, la capitulación de principios supera con creces a los beneficios materiales que promete el blanqueo.