Por: Juan Gasalla
El Certificado de Depósito de Inversión (Cedin) debutó esta semana en el convulsionado mercado financiero argentino y desde el Gobierno continúan sumándole aplicaciones tan amplias que dejan más dudas que precisiones sobre la posibilidad de plasmar en los hechos todos sus objetivos.
La polémica iniciativa toma cuerpo en un momento en que la salida de dólares de la economía formal se hace sentir con fuerza, como muestran, por ejemplo, la caída de reservas del BCRA o la reducción del superávit comercial. El certificado para “exteriorizar” divisas asoma en el enunciado oficial como una solución para todos los males que en el último año y medio le quitaron impulso a la actividad local. Entre sus atribuciones se menciona que:
Reactivará la economía. Su circulación dinamizará el mercado inmobiliario, atrofiado por el “cepo” al dólar. Servirá para la compra de terrenos, lotes o parcelas -urbanas y rurales-, galpones, locales, oficinas, cocheras, viviendas construidas o por construir, refacción, ampliación y mejora de inmuebles e, incluso, la compra de materiales, con el efecto de “derrame” que implica la construcción. El secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno espera que sea un medio de pago que se extienda a supermercados y otros negocios.
Promoverá la inversión. Como el Gobierno amplió el alcance del instrumento para que pueda ser obtenido con dólares declarados y no sólo aquellos fruto de la “fuga”, en los despachos oficiales presumen que podrá seducir a las empresas y grandes inversores para que “cambien” sus dólares legalmente a un tipo de cambio 50% más alto que el del circuito formal, a través del mercado secundario de los Cedines, para ser aplicados en proyectos productivos.
Aliviará las tensiones cambiarias. La circulación fluida de los certificados, gracias su condición de endosables sin límites, facilitará que los ahorristas se retiren del dólar “blue” para interesarse en esta singular experiencia inversora, que posibilitará la dolarización de carteras en forma legal.
Será refugio de valor. El papel podrá integrar las carteras de los Fondos Comunes de Inversión. El titular de la Comisión Nacional de Valores (CNV), Alejandro Vanoli, confió a Página 12 que se convertirá en un instrumento de ahorro: “Muchos van a ver que el Cedin representa un equivalente en dólares, un sucedáneo seguro, transparente y líquido, que va a ser muy demandado por inversores para operaciones inmobiliarias, o bien como inversión”.
Servirá para recomponer reservas. Como es un certificado endosable, impulsará el ingreso de dólares a las arcas del Banco Central mientras continúe en circulación, y esto puede extenderse en el tiempo más allá de los 90 días de vigencia del blanqueo. Funcionarios del Palacio de Hacienda estimaban entre 2 mil y 4 mil millones de dólares el monto de capitales que podrían volver al sistema.
Otorgará beneficios impositivos. Quien blanquee sus fondos no declarados no sufrirá penalidades ni tendrá que actualizar el pago de tributos. Además, el Cedin no paga impuesto a las transacciones financieras ni impuesto al cheque. El diputado Carlos Heller recordó que “este programa perdona la evasión fiscal”, aunque aclaró que no exime operaciones de “lavado de dinero u otras causas ilícitas”. A su vez, el fisco mejora su perfil recaudador para el año entrante con los fondos ahora declarados y reintroducidos al sistema financiero.
Reinstalará el dólar para atesoramiento. Con el Cedin, el Gobierno reconoce que el precio del dólar paralelo tiene entidad. Controlar el “blue” con la venta de bonos en dólares fue muy eficaz, pero generó un alto costo fiscal, e ignorar su existencia no sirvió de nada. Por eso se inclina por crear un instrumento con el que apuesta a desactivarlo, al tentar a la demanda con la promesa de acceder al billete físico de forma legal, al precio del dólar libre. El ex ministro de Economía Martín Lousteau definió al certificado como “una suerte de desdoblamiento cambiario, porque por un lado vamos a tener el dólar oficial y por el otro un dólar que es el que va a estar implícito en la cotización de los Cedin”.
Los interrogantes continúan abiertos y la confianza que los actores financieros puedan tener en el certificado será fundamental para disiparlos. Para que el plan tenga éxito, el Banco Central enfrenta una paradoja: si quiere que le ingresen muchos dólares, deberá primero dar muestras de celeridad en la devolución de los billetes cuando alguien quiera hacer efectivo su Cedin “aplicable”.