Por: Julio Cobos
Nos enfrentamos a un gran desafío, desarrollar la Argentina, para eso es necesario fijar políticas de Estado de infraestructura de largo plazo que permitan este desarrollo, a través de la implementación de planes de acción en áreas estratégicas para los próximos 10 años que abarquen energía; transporte vial, ferroviario, marítimo y aéreo; provisión de agua potable, servicios de desagües cloacales y pluviales; vivienda social y recuperación ambiental.
El desarrollo energético es fundamental para un país como el nuestro, que está lejos de los mercados mundiales. Se debe volver al autoabastecimiento petrolero y a la posibilidad de exportación de gas, favorecer la exploración y la explotación de recursos convencionales y no convencionales. Por otra parte, es imprescindible para un proyecto de desarrollo generar aproximadamente 1.200 MW nuevos por año, utilizando especialmente fuentes renovables de energía eléctrica no contaminantes, como centrales hidráulicas, eólicas y solares.
Es imposible desarrollar un país sin vías de comunicación internas y regionales adecuadas, para eso se debe trabajar en ejes de transporte, mediante un nuevo sistema ferroviario a partir del Belgrano Cargas que comunique la producción del interior con los puertos de exportación en forma eficiente y tender a un sistema regional que permita el transporte ferroviario internacional con Brasil y Chile. Con este último es importante la reactivación del Ferrocarril Central San Martín y la construcción de un nuevo túnel que posibilite una salida de nuestra producción más económica al Pacífico, que hoy es el mercado de mayor crecimiento mundial. Por otra parte, se deberán disminuir las víctimas de accidentes viales y mejorar la seguridad construyendo una red de autopistas y autovías que permita el transporte de pasajeros y de cargas en forma más segura y rápida, para alcanzar en pocos años un ritmo de mil kilómetros de autovías por año, hasta interconectar las principales ciudades del país.
Tampoco se puede hablar de desarrollo sólo desde el punto de vista productivo, si no se cumple con brindar buena calidad de vida a nuestra población. Para ello es importante fijar como objetivos abastecer al 95% de la población con agua potable y a, por lo menos, un 80% con servicio cloacal en los próximos 10 años. Hoy estos valores no llegan al 80% y al 50% de la población, respectivamente. Eso implica malas condiciones de vida y mortalidad, especialmente infantil. También se debe plantear un plan integral de prevención de inundaciones con medidas estructurales de defensa y medidas no estructurales como planes de contingencia, tanto en las zonas urbanas como rurales. No se puede aceptar que se repitan muertos en una inundación como ocurrió en La Plata en 2013.
Finalmente, uno de los principales problemas que debe enfrentar la Argentina es el crónico déficit habitacional. Es nuestra obligación desarrollar un plan de vivienda social con un sistema de ahorro y crédito que permita reducir el déficit en la próxima década. Para ello, se deberá construir a un ritmo de como mínimo 150 mil viviendas sociales nuevas por año, lo que implica no sólo un importante salto en los volúmenes de construcción, sino también en la industria proveedora de materiales para la construcción, con muchos nuevos puestos de trabajo.
Iniciamos una época promisoria que debemos aprovechar para trabajar con consensos a favor de una Argentina que retome una senda de libertad, igualdad, desarrollo y seguridad para alcanzar la calidad de vida que nos merecemos.