Por: Karel Becerra
Cuba va barranca abajo y sin freno, y sostenidos de Maduro caerán en el precipicio. La dependencia entre ambos es de vida o muerte. Aun con todo el esfuerzo que hagan en Unasur, los pataleos de cuanto populista llegó al poder gracias al petróleo venezolano y la maquinaria perversa de los Castro, esa es la situación real y actual, crisis total y absoluta. No es solo una crisis económica: los castristas y el chavistas están totalmente desmoralizados. ¿Por qué todo esto? Porque “el sistema no funciona ni para nosotros mismos”, según palabras del ejecutor principal de este engendro, Fidel Castro.
Como el sistema no funciona, los Castro han elegido hace más de 20 años mirar al norte, la primer economía del mundo. Ellos aspiran, con el fin del embargo, a mantenerse cual garrapata, pues hay suficiente sangre que chupar. El proceso de “acercamiento” a los EEUU necesitó de un “lavado de cara” hacia el exterior donde la relación entre Lula y Obama era clave.
Castro pide el fin del embargo y da a cambio su influencia en la ONU. Lula, ahora de la mano de Dilma, quiere para Brasil, una silla permanente en el consejo de seguridad de la ONU y da a cambio su influencia sobre Obama. Obama quiere quedar en la historia como el presidente que “liberó” a Cuba y da a cambio el fin del bloqueo. En ese circulo vicioso están hace varios años, destrabando, negociando, destrabando, negociando. El plan cumplía varios años hasta que tuvieron la mala suerte de que muriera quien financiaba esta locura, Chávez .
Con la muerte de Chávez, Lula y Castro debieron recurrir a un socotroco que fuera controlable, al menos por un tiempo. Pero el pueblo de Venezuela despertó, primero en las urnas apoyando a los opositores y restando legitimidad al régimen chavista. Luego pasaron meses hasta que en la calle, los estudiantes venezolanos y dos lideres indiscutibles de la resistencia, Leopoldo López y Maria Corina Machado, han puesto en jaque finalmente ese plan. El pueblo de Venezuela solo tiene que resistir, pues el tiempo esta a su favor.
Castro, Lula y Obama han encontrado increíblemente en Venezuela un escollo. El error ha sido de los comunistas de La Habana, quienes siendo los más debiles del grupo, se han creído los más fuertes, perdiendo un valioso tiempo imposible de recuperar. Hoy vemos sentados en la mesa venezolana a Brasil, pues la orden de “dialogar” vino de La Habana e Itamaraty. Es claro que quien necesita imperiosamente “dialogar” para enfriar el escenario y posponer la definitiva caída es Castro, Maduro y Lula en ese orden, pues Obama a esta altura debe estar pensando que le queda muy poco tiempo para quedar en la historia como el “presidente que terminó con el comunismo en Cuba”. Esa suerte le tocará al próximo, lo más probable, un Republicano.