Recientemente, por cadena nacional, la Presidente de la Nación anunció nuevas medidas para controlar las armas de fuego.
En el anuncio destacó el avance en el tema, exhibiendo para ello un gráfico que mostraba un número decreciente de autorizaciones de portación de armas de fuego por parte del Renar, como elemento de lucha contra el crimen.
Pero, ¿ayuda esto realmente a combatir el delito ?
Existen ya diversas medidas destinadas a controlar el armamento en la población civil. Por ejemplo, al momento de la compra de un arma de fuego, se requieren informes nacionales de antecedentes penales y psicológico-psiquiátricos, rechazándose la petición si existieran y asimismo se exige la habilidad en el manejo del arma, certificado esto por instructores.
El problema de las armas circulantes se da en el mercado negro. Si establecemos inspecciones exhaustivas y rutinarias a los fabricantes, distribuidores e importadores, ya tenemos un circuito legal bastante seguro.
A partir de allí dependerá del trabajo de Gendarmería en fronteras, especialmente la de Paraguay, de donde provienen la mayoría de las armas ilegales de grueso calibre. Y de la detección de las mismas por las fuerzas de seguridad cuando ya están en las grandes ciudades, donde son compradas o alquiladas por la delincuencia para cometer ilícitos.
Ningún delincuente se presenta ante el RENAR para pedir una portación de armas. Los requisitos son exhaustivos, el circuito clandestino es mucho más accesible.
Por ello que el sólo dato de la escasa autorización de portaciones legales por el RENAR dice muy poco.
Y por el contrario el desarmar a la población civil en áreas de alta criminalidad como el conurbano bonaerense tampoco es buena idea porque acrecienta aun más su estado de indefensión, ante una población delincuencial fuertemente armada.
El circulante de las armas de fuego encuentra relevancia según el grupo que las detenta dentro de una sociedad.
Por ejemplo en el estado de Texas, el que más armas per cápita registra en EEUU, es a la vez uno de los más seguros. Porque las armas las tienen los ciudadanos honestos y no los delincuentes.