A veces, los abogados damos por ciertas e inamovibles cuestiones que desde la óptica del ciudadano común carecen de sentido. Una de ellas, sin dudas, es el instituto legal de la tentativa, que se nos enseñó en la facultad, que todos recitamos y pocos profesionales discuten, por no decir ninguno.
Un delito, según nuestro Código Penal, queda en etapa de tentativa, cuando el agente (delincuente) hace todo lo posible por cometerlo, pero, por circunstancias ajenas a su voluntad, no lo consigue (artículo 42). Ejemplos: el que impacta varios tiros en una víctima pero ella, Dios o ciencia mediante, sobrevive. O el que roba golpeando con un arma a su víctima, pero a los pocos metros es detenido. El garantismo lleva aún más allá el beneficio en los casos de robo si el criminal no pudo “disponer” (disfrutar) de su botín antes de ser capturado, allí también estamos en tentativa.
Pese a que, en el primer ejemplo, la víctima fue librada a su suerte a morir. Recuerdan, por ejemplo, el caso de Carolina Píparo, adonde la víctima, embarazada, fue baleada en su vientre, lo que provocó a la postre la muerte del pequeño pero no así de su madre. Pues bien, este asesino tendría “descuento” de pena en cuanto a que no pudo matar a la madre. Lo que merecía cadena perpetua pasa a ser una condena de 10 a 15 años y a la mitad, juez de ejecución abolicionista mediante, a la calle.
En el segundo caso, mientras la víctima comienza a recuperarse de los golpes recibidos durante el robo, el criminal se verá beneficiado también con la “rebaja” de pena establecida por el Código Penal. Rebaja sustancial, de un tercio a la mitad de la pena establecida para el delito. Esto también significa el criminal a la calle, antes de que la víctima salga del hospital.
Este absurdo premio al fracaso es difícil de explicar al ciudadano de a pie. Lo que suena lógico a la gente es que el delincuente, fracasado o no, debe cumplir con la misma pena. Pero no a los abogados, que consideran al Código Penal escrito en piedra.
Esto debe corregirse, porque en otros lugares del mundo no es así. En los Estados Unidos, por ejemplo, encontramos estados adonde la misma pena lleva quien intenta el delito y no lo consigue que quien lamentablemente es exitoso. En otros, los liberales, sólo los delitos menores tienen rebaja al fracaso, nunca delitos mayores, como un robo a mano armada, una violación, un homicidio.
Aprovechando los vientos de cambio y la invitación del Sr. ministro de Justicia, Dr. Germán Garavano, a Usina de Justicia, nuestra asociación por los derechos de las víctimas y contra la impunidad, es que una vez más propondré la reforma de este artículo 44 del Código Penal que contiene el premio al criminal fracasado. Si pretendemos mejorar nuestra seguridad pública, debemos contar con una legislación acorde a estos tiempos.