Por: Mundo Asís
VALE. El riesgo de perder “el brasileirao”. 5 mil puestos de trabajo y la inversión de 8 mil millones de dólares.
Escribe Oberdán Rocamora, Redactor Estrella.
De los seis mil millones de dólares presupuestados inicialmente, para construir el megaproyecto Potasio Río Colorado, según fuentes de VALE Do Rio Doce, ya están en ocho.
Dos mil palos verdes más, como consecuencia del “atraso cambiario” que imposibilita “operar en la Argentina”.
Es el primer problema (los mangos). Se lo deben resolver también a los responsables de la obra civil. La constructora Odebrech, asociada a Techint. Y a la UTE (Unión Temporal de Empresas) compuesta por Milicich, Chediack y la muy popular Skanska, gran productora en la Argentina de ministros de Justicia y Seguridad. De reconocido prestigio entre el cometerío nacional.
Segundo problema. La empresa Camargo Correa (la ex Loma Negra vendida de Amalita) debe construir casi mil kilómetros de “vías férreas”.
El trencito romántico que traslade el potasio hoy caído desde los pozos de Malargüe -Mendoza al sur-, hasta el puerto de Ingeniero White. A diseñarse con buril en Bahía Blanca, Buenos Aires (inviable).
Aquí no sólo deben resolverse las cuestiones de trochas anchas y angostas. Debe satisfacerse el reclamo crematístico de los privados. Propietarios de los campos por donde debiera atravesar el trencito de la alegría.
Por La Pampa, Río Negro, Buenos Aires. Provincias con funcionarios que no suelen habituarse a quedar afuera.
En mayor o menor medida, todos quieren mojar la medialuna en el potasio que se viene. Algunos, presumiblemente, ya la mojaron.
Con el brasileirao, que llega para imponer la potencia de los créditos del BNDES. “O Banco Nacional do Desenvolvimento”.
Tercero, el objetivo del puerto. A través de Andrade Gutiérrez, otra constructora brasileña. Debe ocuparse de dragar la zona insuficientemente escorada de Bahía Blanca.
Tántricos del refinamiento inversor
Tres etapas suspendidas, del mega-yacimiento que besuquea, de tan caído, la lona.
La mina, el trencito y el puerto. Ciclo completo, en los papeles, para llevarse, dentro de 36 meses, el potasio sustancial para los campos de Brasil.
En 2016, cuando, de seguir con la monotonía del juego de “Pelota a Paleta” los adherentes esclarecidos de Nuestra César deliren, acaso, con la cuarta reelección.
Pero la sucesión de los tres problemas esbozados en la crónica son fácilmente solucionables si se los compara con la gravedad del cuarto.
Alude a nuestra sensibilidad patriótica, que obstaculiza el giro de dividendos hacia el exterior.
En el capitalismo relativamente poético que impregna el universo, cuesta encontrar inversores que pongan y no se dispongan a sacar.
Ponerla sin sacarla nunca. Atributo reservado para los tántricos del refinamiento inversor.
“Las empresas brasileñas, comprometidas en el costoso proyecto Potasio Río Colorado, participan del mercado mundial de capitales”, confirma técnicamente la Garganta.
“Traen el capital que sacan de otra parte”.
Pero como la Argentina está afuera, se rompe la cadena fría del pago.
Lo que aquí entra puede no salir más.
“Lo peor es que en la Argentina te palpan las nalgas. Te aseguran que no hay inconvenientes en enviar dividendos al exterior”, confirma la Garganta brasileña.
“Claro que, al que decida enviarlos, lo fulminan”.
En la “rua”
En VALE Argentina, en Puerto Madero -franquicia marginal de VALE Brasil- no brindan información.
El mutismo de Sergio Leite se explica. Está alejado, según nuestras fuentes, de la cocina de las decisiones que brotan desde Brasil y sólo debe acatar.
Aluden a la probable reactivación. O a la paralización temiblemente definitiva del proyecto Potasio Río Colorado, que se encuentra en el limbo de la congeladora.
El fracaso eventual que amenaza con dejar en la “rua” alrededor de cinco mil trabajadores, suspendidos desde el 20 de diciembre.
Aun Vale les abona el sueldo. Pero preocupa el desmoronamiento de la anunciada inversión. Los seis mil millones que por magia se transformaron en ocho.
Hasta aquí, los brasileños dilapidaron, en los buracos de Malargüe, no menos de 1200. Hay quien asegura que pusieron 1900.
Y si no hay modificaciones, ventajitas espirituales, se estancan no quieren poner más. Aunque los campos extensos de Brasil necesiten imperiosamente nutrirse del potasio que se planificaba extraer en la tierra de Jaque, Malargüe.
Trátase -Jaque- del único mendocino que se jugó por Kirchner, El Furia, en 2003.
(La apuesta la cobró con la gobernación en 2007. Hoy Jaque es el embajador en Colombia. Tuvo la osadía rescatable de suceder al general Martín Balza, el objeto de culto de los retirados del ejército. Mientras riegan las macetas con geranios del balcón, evocan, según fuentes, a Balza, con estremecedora melancolía).
Paciencias llenas
En “El peronismo como instrumento” se avanzó con la súplica presidencial, de Nuestra César a Dilma. Registrada durante la cumbre Celac-UE, en Santiago, Chile.
Se reclamó la intermediación solidaria de Dilma para que persuadiera al directorio de Vale, que preside Murilo Pinto de Oliveira Ferreira.
Pero Dilma, para enternecer a los empresarios, le pidió a Nuestra César un diferimiento del IVA. E insistió en que se trata, ante todo, de un emprendimiento privado (pero con enorme influencia estatal).
Evaluación. Argentina tiene que ablandar más el corazón profesional de Murilo Pinto de Oliveira Ferreira, que el corazón político de Dilma.
Hay que operar con mayor inteligencia, además, sobre Fernando Pimentel, el “ministro do desenvolvimento”. Del que depende la fortaleza del BNDES.
Trasciende, aparte, que el ministro Pimentel se encuentra bastante harto de los argentinos. Tiene el hombre las paciencias llenas.
Confirman que la última reunión Pimentel-De Vido (con el agregado coleccionable de Kicillof) terminó al borde de los insultos.
De Vido –pobre- no puede apagar los incendios que él genera. Menos aún puede apagar los fuegos que generan otros. Cultores vocacionales de la piromanía como el simpático Morenito, y su antagonista Kicillof, El Gótico.
Significa confirmar que Argentina carece de “interlocutores confiables” para negociar un megaproyecto tan sustancial como Vale. Con prohombres brasileños que tampoco se destacan como solemnes ejemplos de transparencia y moralidad.
Poco puede hacer entonces nuestro embajador en Brasil, “Luisito” Krekcler, consagrado popularmente como El Pomo Real.
O el secretario de Minería, Jorge Mayoral. Menos aún puede aportar la ministra Deborah Giorgi, unánimemente reconocida como la aplaudidora más idónea de las bajadas de línea de Nuestra César.
Por lo tanto –para el Portal- las miles de familias afectadas tendrán que cruzar los deditos. Desearle éxito a la exclusiva interlocutora que persiste.
El 7 de marzo Nuestra César recibe, en El Calafate, la paradisíaca Ciudad Koohinor, a Dilma. Junto a la delegación de brasileños inflamados. Ministros ejecutivos, con poder decisorio y las paciencias llenas.
Se presume que Nuestra César estará asistida por el pleno del plantel de funcionarios. Los que, con su aval, generaron las improvisaciones a la bartola.
Las chiquilinadas que consolidaron el potasio en el fondo del pantano.
La suspensión de las obras. Con el riesgo -compulsivo- del raje.
Oberdán Rocamora, especial para JorgeAsísMuletto y JorgeAsísDigital