Por: Mundo Asís
escribe Medea Lobotrico-Powell
Conocimiento Alternativo y religioso
especial para JorgeAsísDigital
Introducción
Vestidito Negro y Sotana Blanca
Así como los cristinistas se cuelgan del Vestidito Negro de La Doctora, muchos de los que tienen esperanzas en que el cristinismo se acabe comienzan a colgarse de la Sotana Blanca de Francisco.
Una lástima porque Francisco -como lo demuestra Medea Lobotrico Powell- tiene que ocuparse de temas prioritariamente trascendentales de la Iglesia.
No obstante, la impotente resistencia argentina convierte, al Vaticano, en una suerte de Puerta de Hierro. Era la residencia del General Perón, en el exilio de Madrid.
En la práctica, la resistencia hoy suple aquel Madrid por Roma.
Confirma la máxima publicada oportunamente en el Portal.
“Se pasa del liderazgo de El General al liderazgo de El Cardenal”.
En vez de rezar por Francisco, como él reclama, los opositores domésticos se le cuelgan.
Hasta aquí, Francisco generó, en el plano interno, el cambio saludable de onda atmosférica.
Un enternecimiento colectivo se apoderó de la sociedad. La que tiene, de pronto, lo peor. Esperanzas.
A continuación, desde Antibes, y a su regreso de Roma, nuestra colaboradora Medea Lobotrico-Powell levanta la puntería y nos trae su inquietante indagación sobre Francisco.
Oberdan Rocamora
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Antibes, France
“Benedicto no estaba para dar la pelea contra el satanismo que se infiltró en la Iglesia, hasta devastarla”, confirma la Garganta, en un café de la Vía Venetto, Roma.
La teoría rescata la valentía del teólogo alemán Joseph Ratzinger, que pasa a la frialdad de la historia como Benedicto XVI. El Papa que abdicó.
A mediados de 2012 Benedicto se encontraba anímicamente diezmado. Con la fe intacta pero sin fuerza física. Tomado.
Humillado por la trascendencia pública de unos pocos papeles personales. Fueron propagados por la infidelidad fraternal de Gabrielle Paolo, el mayordomo que se convirtió en Garganta.
En sustancial informador de Gianluigi Nuzzi, el escritor que compuso, con las desdichas menores del Vaticano, un best seller (ver “Cartas”, Martínez Roca editor).
Pese a los esfuerzos de los buenos cronistas bienintencionados, que quieren ser tan indemnes como ciertos curas, La Santa Iglesia alcanzó puntos de insuperable desprestigio cultural.
En Benedicto persistía una carencia atroz de iniciativas para recomponer el rumbo extraviado.
Con su conducción, la Iglesia sólo podía hundirse en el fango, aún más. Sin capacidad para enfrentarse al Mal, en representación del Bien.
Estaba cercado. Los chupacirios de la comunicación nunca iban a tratarlo en sus columnas inofensivas. Pero el Mal, en definitiva, había penetrado.
Ya no se trataba del luciferismo efectista que aún impulsa la llamada Iglesia de Satán, que persigue los preceptos literarios de Anton Szandor Lavey, el autor de la extendida “Biblia satánica”.
Era algo más pesado. Se arrastra desde el siglo XII, y mejor no avanzar más (ver “Une historie du diable”, de Robert Muchembled).
“El problema es concreto, Medea, y usted lo sabe bien. El Demonio existe, y está plácidamente instalado en el interior de la Iglesia. Para pudrirla” -prosigue la Garganta.
Para aniquilarla moral y materialmente.
Cardenal Dolan
Timothy Michael Dolan, el Cardenal estadounidense, resultó fundamental para cumplir con el deseo que era, en el fondo, una instrucción del aniquilado Benedicto.
Que el cardenal Bergoglio, el jesuita argentino, fuera proclamado como sucesor.
Aceptar que el Cardenal Dolan salió a juntar los votos para el jesuita, el peronista del fin del mundo, no implica necesariamente asumir ninguna alianza extraña.
Sólo puede certificarse, para la crónica, que desde el Norte se respalda la actitud de cambio del Papa del Sur.
La decisión de dar la batalla frontal. Consciente de la magnitud del enemigo y de su capacidad de daño. Y de sortilegios. Aunque resulte dolorosamente costoso.
En materia de desgracias y tragedias, para El Salvador y el país de procedencia, con el que tanto se lo identifica. Ampliaremos (sólo si viene al caso).
Misas negras
“Las bases putrefactas de la fe demolieron las vocaciones”, confirma la Garganta.
La sucesión de “misas negras” íntimas, en claustros y conventos de distintos continentes, derivaron en abusos violatorios de los adolescentes iniciados.
En adelante -con Francisco-, los pederastas encriptados no podrán impunemente ponerla.
Ni inclinarse para que, en la ceremonia mística, se la pongan.
Pero también El Sucesor debe disponer de las suficientes fuerzas para acabar con “la burocracia vaticana”.
La que hizo de El Vaticano -máximo centro irradiador de espiritualidad- en materia financiera, una suerte de Narco Estado.
Un Estado Lavador. Induce al colapso del sistema bancario.
“El Mal hizo del Vaticano un Estado casi delincuencial”.
La sanación
Se despejan los motivos por los que se debe rezar por Francisco, El Salvador “del fin del mundo”. Para encarar la faena utópica de sanear la institución tan devaluada. Con una escandalosa actualidad que justifica la emigración de la feligresía, hacia otras creencias, en consonancia con el desprestigio que afectaba a muchos pastores. Con el ciclo generacional interrumpido. Hacía que cada vez menos fieles se dispusieran a entregar a sus hijos, aunque se les “despertara la vocación”. Para que algún cretino, amparado en la impunidad del Señor, se lo c…
“Francisco, como completo Jesuita, combina la intransigencia en los principios doctrinarios, con la apertura hacia el diálogo interreligioso”, sintetiza la Garganta.
En especial el acercamiento entre las tres religiones monoteístas. Cristianos, judíos y -sobre todo- musulmanes.
Aspecto que obsesiona, en materia de seguridad, a Occidente. Con el propósito explícito de despojar de fundamentaciones al fundamentalismo violento. Y vaciar de soporte religioso al terrorismo.
Por los “principios doctrinarios” Francisco encaró batallas que perdió con sistemática regularidad en su país.
Contra la interrupción del embarazo, o la consagración de parejas amatorias del mismo sexo.
Hoy conduce la Iglesia Universal justamente cuando comienza a discutirse, en su país, el Código Civil.
Avances progresistas que atentan, a su criterio, contra “la familia como institución”, principal estructura (clientelar) de la fe.
Las batallas perdidas le brindan a Francisco, curiosamente, la legitimidad para lanzarse a la aventura revolucionaria de la institución. Y atenuar los efectos de todo aquello que no se debe hablar, ni asumir.
“La parte nocturna de nuestra cultura”, agrega.
Lo cual no significa aceptar que deba ignorarse.
Teología de las unidades básicas
Brotarán descalificaciones hacia el “Papa peronista”, que se resiste a los lujos de la ornamentación.
Al destello que atrae a intrigantes y cortesanos. O a residir en las instalaciones asignadas al Pontífice, plagadas de secretos sortilegios. Inadvertidos, invisibles detrás de cada cortina. Entre los muebles. En la historia.
Es cuando Francisco recurre a los conocimientos militantes, aprendidos en la teología de las unidades básicas.
El mensaje hacia los clérigos es casi similar al del sabio dirigente peronista bastante consultado.
“Caminá”, les dice.
Los manda “a la calle”.
Francisco quiere “pastores con olor a oveja”. Que sepan cuidar el rebaño, que es fácilmente captado por otras disciplinas del evangelio, que se multiplican.
Para llevar adelante la lucha contra el Mal Francisco tiene que ampararse en la feligresía. La conquista con celeridad. Y el católico de base comienza a ser atraído nuevamente hacia las iglesias.
Desde su irrupción se extiende el apasionamiento por confesarse. Por rezar. Sobre todo por él. El máximo pastor que aparenta estar más gordo. Pero es porque tiene un chaleco grueso bajo la sotana blanca. Para protegerlo de los riesgos que puedan obturar su autenticidad popular.
Medea Lobotrico-Powell
para JorgeAsisDigital.com