El peronismo de la década rifada

Mundo Asís

Penúltimo tormento circular. Se desmorona un gobierno peronista mientras asoma otro.

sobre informe de Consultora Oximoron, 

Redacción final Carolina Mantegari.

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1. Introducción
La Banda de los Cuatro         

José De La Sota, El Cordobés Profesional, Roberto Lavagna, La Esfinge, Hugo Moyano, El Charol, y Francisco de Narváez, El Caudillo Popular, suscribieron en Córdoba un texto genérico y voluntarista. Pero deriva en un relevante acontecimiento (o sólo un hecho) político.
Aparte, trasciende que Daniel Peralta, El Campera, se encuentra en condiciones de adherir. Y (tal vez) también Mauricio Macri, El Niño Cincuentón, si resuelve la psicológica contradicción con El Caudillo Popular.
Con seguridad también adhieren otros peronistas armadores. Como Cariglino, de La Companía de Jesús, y la dupla inagotable de Gerónimo Venegas y “Luisito” Barrionuevo.

Son miles los peronistas que, por convicción o indiferencia, se “quedaron afuera” del gobierno de La Doctora, que supuestamente comparte la identidad.
Son los que contemplan, con el optimismo de la medialuna enarbolada, el acercamiento de esta Banda de Los Cuatro.
Pertenecen metafóricamente a la nutrida agrupación “La ñata contra el vidrio”.
Vienen de defraudarse, de manera grotesca, con la comedia de enredos y equivocaciones del Peronismo Federal.
Artificio que asoció, en su momento, durante 2010, a cuatro presidenciables.
Eduardo Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas); Alberto Rodríguez Saa, El Artista Plástico del Estado Libre Asociado de San Luis; Felipe Solá, El Máximo Cuadro del Felipismo, y Mario Das Neves, El Barítono Portugués.
El efecto de la flamante Banda de los Cuatro adquiere cierta magnitud. Sobre todo si se lo confronta con la penosa exhibición del peronismo oficial de látex.
Un esquema degradado al servicio de La Doctora. Conducido, en la práctica, por el antiperonista ejemplar. Carlos Zannini, El Cenador.
Los impotentes que culpan de las desgracias del país al peronismo asisten a un penúltimo tormento circular.
Porque ven, con perplejidad, que mientras un gobierno peronista se desmorona, asoma otro.

Oberdán Rocamora
Encargado de Negocios-Consultora Oximoron

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En su relación con el peronismo cautivo, La Doctora continua la metodología cínicamente simple que aplicaba El Furia.
En la instancia de la ofensiva, ocultarlo. (Ubicarlo con vergüenza en el segundo plano).
En la instancia del retroceso, utilizarlo. (Recurrir al auxilio de la identidad peronista).

Modo pragmático de empleo. Indispensable contar -para Consultora Oximoron- con un “peronismo de látex”.
Adaptable, reversible, culposo y morralero. Sin atisbos de rebeldía. Con militantes-funcionarios que no vacilan en atragantarse. Y se sepan inclinar.

Cuando avanzaba, El Furia prefería mostrarse con las Madres y las Abuelas, entre la lluvia de papelitos dorados.
Cuando debía retroceder buscaba el apoyo de los “perucas”. Para poner la cara (como en la torpe “crisis del campo”).

Zannini, El Cenador

En la misma línea, durante la ofensiva, La Doctora prefirió exhibirse con la legión de buscavidas de Unidos y Organizados.
Un año atrás, el 27 de abril, La Doctora llenó con sus muchachos el estadio de Vélez. Cuando Zannini, El Cenador, creyó que cumplía con el objetivo histórico.
Gracias, en primer lugar, a La (Agencia de Colocaciones) Cámpora. A La Kolina de Alicia, La Fotocopia. Podía perfectamente colmar un estadio sin recurrir a la capacidad de los sindicatos ni del “aparato del PJ”.

Durante el retroceso actual, al percibir que Unidos y Organizados no le sirve para un pepino, Zannini debió hacerle caso al neutralizado Carlos Mazón, El Chueco, y recurrir a la ayuda del peronismo oficial. Y ordenar la convocatoria para la sesión especial del Consejo Nacional del Partido Justicialista.

“¿Existe todavía eso?”  preguntó Abal Medina, El Abalito.
Es el Premier nominal, emblema del Frepasismo Tardío. Abalito suele reportarse a El Cenador, el único que mantiene poder real.
Porque Zannini cena, la mayoría de las noches, con La Doctora. Acompañado, a veces, de El Señor 5, Héctor Icazuriaga.
Es -Icazuriaga- el jefe de los espías, burlonamente apodado Corazón de Ballena (“El Bobo más Grande”).

El Cenador y Corazón de Ballena acuden a Olivos, según nuestras fuentes, con la estricta intención de no llevarle nunca a La Doctora una mala noticia. Para que no estalle de ira.
A los efectos de subsistir en su poderoso rol de Cenador, Zannini se limita, ideológicamente, a responder sólo cuando La Doctora pregunta. O le pide opinión.
De ningún modo se encuentra en condiciones de transmitirle lo que cualquiera, en el gobierno, sabe. Y se lamenta en voz baja. Que La Doctora se desmorona en las encuestas más confiables.
Trasciende que, durante el fatal abril, perdió más de diez puntos, en el plano nacional. Y parece desintegrarse en Buenos Aires, la provincia inviable.
Pero La Doctora no registra. Está completamente convencida que en 2013 los vuelve a embocar a todos. Como en 2011. Los va a tapar a los opositores.
Se justifica que sólo le lleven encuestas complacientes. Dibujadas por los artesanos del Frente Encuestolólgico para la Victoria. La última indica que, si las presidenciales fueran hoy, y con ella como candidata,  ganaría con el 53%.

El PVJ

“Che, ¿Existe en serio todavía ese Consejo Justicialista?” insistió, según nuestras fuentes, El Abalito.
Para calmar las llagas, acudieron al auxilio del Consejo Nacional del Partido Vegetal Justicialista. PVJ.
Con su eficacia habitual, El Chueco retomó un poco de forma y juntó la presencia de los seis gobernadores. En especial interesaba la presencia de Daniel Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol.
“Tenía Scioli que dar otra prueba de amor” confirma la Garganta.
Y estuvieron cinco representantes del poder central en sus provincias. Menos que gobernadores son embajadores internos.
A los efectos de sacar, en diez minutos, la inútil declaración de apoyo, fiscalizada por Zannini.
El texto sirvió para asociar, a los peronistas de látex, en el lodo de las últimas catástrofes. Signan la declinación escandalosa del cristinismo.
Con la condena a las “protestas” de dudosa “espontaneidad”. Con la solidaridad hacia la improvisada ofensiva sobre la Justicia.
Es el disparate motivado en la declaración de la guerra más equivocada. Contra el Grupo Clarín.
Guerra-Divorcio que, para colmo, pierden. A medida que se dan cuenta que pierden, se entierran más.
El “monopolio” los baila desde hace tres años. A través de la dulce música de las “cautelares”.
La Doctora se estrelló sola con el ridículo olvidado del 7-D. Cuando anunciaba el descuartizamiento y el Portal anticipaba lo que iba a pasar. Nada.
Clarín embocó a La Doctora también en la Cámara. Ahora la pelota del error se encuentra en el ámbito de la Corte Suprema.
De todos modos, según nuestras fuentes, la Corte se va a pronunciar sólo después de octubre.

La década rifada

Pese al optimismo de los tuits que La Doctora despacha, mientras Zannini gobierna, proliferan los agotados que aspiran irse a tiempo.
Funcionarios que secretamente admiran, hasta la envidia, a maestros de la magnitud de Julio Bárbaro y Jorge Yoma. Porque supieron rajarse.
Bárbaro, el visionario, saltó primero. Y sólo Jorge Yoma aprovechó el último tren.
Se legitima la validez universal del Teorema de Vernet. Indica:
Es tan idiota estar en contra en los primeros años de un gobierno peronista, como estar a favor en el último”.

Pero La Doctora es cruel. No les permite escaparse.
Ni a De Vido, el Peronista Cultural, al que se le presagia un destino de sombras lúgubres.
Y ni siquiera a Echegaray, que tiene ganas de irse como embajador a Francia. O de colar, aunque sea, en una lista de diputados.

En definitiva, a La Doctora no se le puede decir que el gobierno de la década rifada marcha para la misma m…
Que ya hay bastante menos de diez mil millones de dólares “de libre disponibilidad”. Que las reservas del Banco Central están colmadas de papelitos “pagadios”. Sin posibilidades de aguantar una corrida de verdad.
Cada vez más aislada en el plano interno, La Doctora padece la devastación moral que espanta a la sociedad hastiada.
Por la publicitación, en la década rifada, del choreo. Y sin tomar conciencia que se le viene, desde el Norte, la “Peste de Transparencia”. Impulsada por la dupla tácita de Francisco y Obama.
La “peste” de honestidad la arrastra, hacia el penúltimo lugar del desprecio. Por culpas hereditarias, de las que no puede, ni sabe, la pobre, zafar.
Cuesta convencer de que, mientras volaba la marroquinería cargada de billetes, La Doctora se encontraba siempre al margen. En otra.
Ignoraba la pasión recaudatoria de El Furia. El Nestornauta.
Si se enteró del amontonamiento de los euros crocantes fue sólo después de desatar el paquete del legado.
Y exclamar “¡Para qué juntar tanto!”.
Aunque el verbo utilizado, según nuestras fuentes, no fue “juntar”. Fue otro. Más duro. Exacto y final.
Carolina Mantegari