Clarines de guerra

Mundo Asís

Martín Sivak propone una historia del diario que atormenta al gobierno.
escribe Carolina Mantegari

Kirchner al comando de la política y Magnetto como líder de los medios: campos separados pero confluyentes” (página 13).

“Ni los Kirchner ni el Grupo Clarín han dado explicaciones convincentes sobre las razones de la mutua desilusión” (p.14).

Con el aporte invalorablemente académico de los insuficientes dólares de la Universidad de Nueva York, Martín Sivak se propone el exceso de componer, en dos ambiciosos tomos, la “Historia de Clarín”. Aunque con uno, por ejemplo el que se critica, basta. Y en cierto modo sobra.

Pero Sivak, como profesional minucioso, se demora en el encanto furtivo de la prehistoria. A través del seguimiento detallado de la figura de Roberto Noble. Es el personaje literario que funda Clarín, y que hizo un relativo equilibrio ideológico entre las utopías en pugna. Y cesa, físicamente, en 1967. Para pasar a ser, en adelante, el pretexto del “ideario de Noble”.
Lega Noble la máxima obra -Clarín- a su viuda, la señora Laura Ernestina Herrera. Es otro personaje literario de envergadura superior que implora por una versión fílmica.

Derrotas de Frigerio

En efecto, es con Ernestina y los desarrollistas celulares de Rogelio Frigerio -que ya venían inventariados- cuando comienza la historia que verdaderamente interesa del Grupo Clarín.
La plenitud de la asociación política con el desarrollismo se alcanza en 1970. A través de una fascinante historia de amor que Sivak, con seguridad, conoce a la perfección, pero que, por discutible buen gusto y relativo pudor, apenas insinúa, y no relata. Es una lástima, porque se trata de la pasión que define los acontecimientos de la historia que Sivak despliega, aquí sí, con una solvencia rescatable.
Sobre todo cuando profundiza en el primero de los grandes clásicos que perdió el lúcido Frigerio, un derrotado serial. Fue con José Ber Gelbard.
Es Gelbard el astuto psicobolche que le sopló a Frigerio el manejo de la economía. Fue en el patético ciclo del peronismo que culminó entre las pateaduras de puertas de 1976.
Para iniciar después otro clásico conflicto. Ahora con Martínez de Hoz, que le sopló a Frigerio el manejo de la economía, con los militares que derrocaron al gobierno que inicialmente había apoyado. Sivak se detiene en el básico documento que derivó en un lugar común. “La única verdad es la realidad”. Pero también evoca los tres mil dólares mensuales que Frigerio enviaba a Madrid, a los efectos de garantizar la “sopita” del General.

El trasfondo del militarismo signa el avance irresistiblemente comercial del diario. Aquí a través de la astucia popular de Marcos Cytrynblum, que estaba a cargo “de la cuadra” (la redacción). Mientras tanto, se consolidaba la influencia del joven burócrata Héctor Magnetto. Llevado al diario, también, por Frigerio. Al que Magnetto iba, invariablemente, a traicionar. Acompañado de dos escuderos -Aranda y Pagliaro- con los que Magnetto conformó el terceto que supo transformar aquel diario exitoso. En El Grupo Clarín, de crecimiento insaciable.

Cuenta muy bien Sivak el proceso de gestación de Papel Prensa y su conflicto (de final aún abierto). Como así también describe la penúltima derrota de Frigerio. Desarrolla Sivak la instancia de la cruel eliminación de los desarrollistas, que perturbaban ostensiblemente la proyección que imaginaba Magnetto para el diario. En una alianza transitoria con Cytrynblum. Pero permanente, eso sí, con Ernestina, La Piti. La dama que aún no fue culturalmente descubierta en su esplendor.

Epílogo

Por necesidades más comerciales que de estructura, Sivak salta. Desde la riqueza narrativa que emana de la relación con “la Dictadura”, hacia el epílogo que anuncia “los clarines de guerra con los Kirchner” (p. 379).

“Durante la guerra contra el gobierno, Clarín perdió dinero, credibilidad y prestigio social, pero consolidó un núcleo duro, incondicional al diario y al antikirchnerismo” (p. 408).

Aquí Sivak no abunda en informaciones innovadoras. De todos modos, brinda un material que sirve como excelente ayudamemoria para aquellos que se interesen en la beligerancia que el Portal prefiere denominar Guerra-Divorcio. A destrucción del otro. Guerra que mantiene secuestrada a la política, y a la sociedad -impotente- de rehén. Es precisamente aquí donde Sivak se destaca por la pretensión de objetividad. Se aleja de la acusación fácil de “hacerle el juego al gobierno”. O de favorecer, en todo caso, “a la prensa hegemónica, monopólica y concentrada”. Editó Planeta.

Carolina Mantegari