Por: Mundo Asís
Capitanich como Premier, Kicillof como Ministro de Economía.
Escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella
En el penúltimo regreso, con la iniciativa en su poder, La Doctora sorprende.
Con la decisión inteligente de designar, como Premier, a Jorge Milton Capitanich.
Pero también La Doctora inquieta. Con la promoción, como ministro de Economía, del maximalista Axel Kicillof, El Gótico.
Significa confirmar que con Capitanich ingresa, como Jefe de Gabinete, un peso pesado.
Denso, experimentado, con frecuencia larguero y monótono. Pero en condiciones intelectuales de hacerse cargo, con solvencia, de la administración cotidiana.
Para debatir con fundamentos que fortalecen su indiscutible legitimidad política. Ya que el Gobernador de Chaco tiene votos. Propios.
Una novedad para un gabinete mayoritariamente compuesto, con alguna excepción, por ministros que sólo se cuelgan del “Vestidito Negro”.
Capitanich funciona, también, pese a la densidad y la monotonía, como ostensible advertencia política hacia Daniel Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol.
El gobernador de (la inviable) Buenos Aires se imagina como una suerte de sucesor natural.
Aunque -vaya pequeño detalle- aún no cuente Scioli con el acuerdo entusiasta de La Doctora. La que debe ser sucedida.
Indudablemente, el cambio de Abal Medina, El Abalito, por Capitanich, El Denso, proporciona una cierta oxigenación al “archipiélago cristinista” que se encontraba absolutamente paralizado.
En adelante, La Doctora podrá delegar. Mantener lo suficientemente cubierta su espalda. Como para dedicarse a la ceremonia paulatina de la recuperación.
Aparte, Capitanich le asegura a La Doctora el acompañamiento activo de La Liga Tácita de los Gobernadores.
Es el cuerpo que conduce, en la práctica, el peronismo. La verdadera superstición que atormenta a Carlos Zannini, El Cenador. Antiperonista que se vio de pronto con la conducción de un gobierno entregado, de matriz peronista, aunque adoptó el frepasismo tardío.
En adelante El Cenador tendrá que compartir, con el peronista Capitanich, el ejercicio abrumadoramente diario del poder.
Sin que deba reportarse, como El Abalito. Cuando La Doctora prefería tener, como Premier, un Secretario Administrativo.
Lisas y rayadas
Como en el juego de las bochas, están las “lisas y las rayadas”.
La confianza que La Doctora genera con Capitanich (la lisa) deriva en incertidumbre cuando se consolida también a Axel Kicillof, El Gótico, como Ministro de Economía (la rayada).
Tarea que ocupaba, en la práctica, desde hacía más de un año. Cuando Lorenzino era una suerte de Abalito.
Con Kicillof en Economía se asiste al calculado triunfo del maximalismo.
O sea, de la banda maximalista de Máximo Kirchner, En el Nombre del Hijo.
Es el presunto líder de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora. Aunque la agencia fue creada, en realidad, en momentos de ocio creativo, por Néstor, el extinto padre, El Furia.
Tal como se detalló en “Bien de salud, mal de ánimo”, Máximo reunía a los maximalistas en Olivos. En la misma dependencia que solía utilizar su padre.
Con las persianas bajas, los maximalistas evaluaban que, al evolucionar favorablemente la salud de La Doctora, de ningún modo debían arrugar. “Avanti, Morocha”.
Se consolidaba, durante la convalecencia de Olivos, la visión camporista del “nunca menos”.
La profundización del conjunto de improvisaciones relativamente autoritarias, y retóricamente transformadoras, que se conoce, con cierto optimismo genérico, como “el modelo”.
Con Kicillof al frente de la economía, con el manejo del universo de las inversiones (que no existen) y de las finanzas (que desconfían), la Argentina, menos que interesante, se pone mucho más entretenida.
Porque Kicillof certifica, además, para garantía del entretenimiento institucional, la permanencia de Guillermo Moreno, El Neo Gostanián.
Es el aliado incómodo e ideológicamente distinto. Antagónico. Pero con quien Kicillof supo, en definitiva, entenderse.
Conste que hasta Kicillof lo acompañó a Moreno, con severo rostro de “culata”, de guardaespaldas de puñetazo fácil, hasta en las compadradas más significativas.
No olvidar cuando juntos -El Gótico y El Neo Gostanián- interrumpieron una asamblea del enemigo. El Grupo Clarín.
Para algarabía transitoria de Zannini, con el fortalecimiento del maximalista Kicillof en Economía se asiste al ocaso, perceptiblemente simbólico, de Julio De Vido, El Ex Superministro, cada vez más merecedor del apodo El Depilado.
Desde la muerte de Kirchner, El Furia, su amigo y único jefe político, De Vido se transformó en el protagonista de los peores tangos que lo apasionan.
En su caída, De Vido -pobre- se hace a un lado.
Video de entrecasa
Por último, en el video de entrecasa, realizado artísticamente por Florencia, a La Doctora se la notó bastante bien. En forma.
Mejor -podría decirse- de lo que estaba antes. Cuando pontificaba y le cedía consejos a la humanidad.
Se mostró reposada, con la mirada melancólica, físicamente golpeada pero -en apariencias- entera.
Aparte de haberla convenientemente alejado del escenario (tan antiguo) de la derrota, la convalecencia la favoreció.
Y el reencuentro espectacular -aquí anunciado a lo Madonna-, queda reservado para cuando La Doctora deba enfrentar a la multitud de aplaudidores.
Los que probablemente se amontonarán cuando juren Capitanich y Kicillof.
Salvo que La Doctora, para marcarles la cancha, opte por la perversidad de hacerlos jurar ante Amado Boudou, El Descuidista, ya casi envuelto en celofán. Para regalo.
Buen penúltimo regreso.
Oberdán Rocamora