Por: Mundo Asís
TITANES CATALANES Y ARGENTINOS ARREPENTIDOS II: La proeza de cobrarle al quebrado y de sacarle sangre al moribundo.
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
“La Doctora está arrepentida de la confiscación”.
Lo anticipó el Portal en septiembre de 2013. Fue en“Apretar por YPF”.
La data procedía de una fuente irrebatible. Pero lo tomaron como una simple provocación del periodismo artesanal.
Se constata con tristeza: en el fondo, el cristinismo resultaba mucho más interesante cuando deliraba. Mucho mejor cuando nos mentía.
Cuando La Doctora decía: “ni un paso atrás”. O “¡Vamos por todo!”. Y asustaba a los tiernitos sensibles. Caniches que suponían encontrarse en medio de la revolución (imaginaria).
Enternece -y hasta decepciona- esta altiva retirada. Sin siquiera asumir el estupor ante el descenso brusco de los pantalones. Con los mismos rostros duros. Gastados. Acusativos.
Con una admirable desfachatez, el cristinismo se dispone a resolverle a la sociedad los problemas que supo generarle.
Por una vez, para que conste en actas, es satisfactorio coincidir aquí con la enunciación de los carteristas intelectuales de Carta Abierta.
“La Patria peligra”. Es verdad, peligra.
Pero sólo porque está conducida ligeramente por una manga de irresponsables.
Fanfarronada fatal
La fatal fanfarronada del despojo de Repsol-YPF se eleva como otra de las grandísimas equivocaciones de La Doctora.
Una chiquilinada fundacional, propia de improvisados con iniciativas, los peores. Versátiles en carencias, capitalizados por desconocimientos básicos.
Como era bastante previsible, hoy se condena al Gorro Frigio (el Estado) a un convenio leonino.
Una suerte de Versalles en versión berreta, pero sin haber perdido ninguna guerra. Apenas consecuencia del encadenamiento sucesivo. Catástrofes seriales generadas por la insolvencia.
500 millones de Bonar X. 1250 en Discount 33. 3250 en Bonar 24.
Trátase de la jerigonza técnica que debieran atender los inscriptos en el jubiloso casting de presidenciables.
Son los que tendrían que ponerse más o menos serios, siempre sin exagerar. Y pensar que en la vida no todo es j… Lástima.
Alguno va a heredar las derivaciones de tanta banda ideológica, llevada adelante por los artesanos de la mala praxis.
Cobrarle al quebrado
“Sin piedad, Repsol le cobra al quebrado”. Una proeza.
Lo sentencia la Garganta de Madrid. En cierto modo es para felicitar a los “Titanes catalanes”, don Antonio Bruffau e Isidro Fainé. Los que se entienden sin hablarse ni mirarse, “como Iniesta y Messi”.
Mientras tanto los “argentinos arrepentidos”, los verdaderos caniches de esta historia, creyeron manipular entre las diferencias de ambos.
Los titanes negociadores de Repsol hoy están eufóricos. Le sacan la sangre al debilitado que se encuentra en terapia intensiva.
Le cobran al quebrado que intentó hacerse el pícaro y aún mantiene los atisbos desafiantes del viejo orgullo. Sin aceptar siquiera que se trata del “pasado esplendor” del tango.
La capitulación
Sólo falta que la Asamblea de Accionistas de Repsol apruebe la ostensible capitulación de los arrepentidos.
Y que el Congreso del Gorro Frigio también la convalide. En lo posible, sin graves gestos de asco.
La junta española está tradicionalmente programada para abril. Ventajas de la primavera europea. Pero esta vez los apurados prefieren adelantarla, según nuestras fuentes, para marzo. Muy ansiosos por hacerse pronto de los mangos. Cinco mil millones de dólares, aunque para el Gorro Frigio serán casi ocho.
Al fin una alegría para la España Tétrica (como la llamaba Balzac). Con la felicidad de saberse -los accionistas- atiborrados de garantías. Dispuestos a convertir, los bonos pagaderos en el futuro venturoso, en miserable efectivo. Los cinco mil millones de dólares que en todo caso aquí va a pagar Mongo, o la posteridad.
Bonos que van a ser transferidos de inmediato, según nuestras fuentes, a un conjunto de bancos movilizados por los intereses escasamente espirituales.
Ocurre que los financistas veloces distan de preocuparse por las sutilezas de la gran tergiversación argentina. Y menos aún por el epílogo melancólico del relato abierto, donde finalmente se termina por representar lo mismo que se condena. Signa la desastrosa caída del modelo (de inclusión) que explicablemente entusiasma a “los pibes” liberadores, que colman patios y palcos. Y a los malabaristas conjeturales que sostienen la hipótesis del falso optimismo.
Son los que apuestan. Creen en la necesidad del Versalles berreta. Que con la indispensable rendición incondicional, va a facilitarse la llegada de los inversores providenciales.
“Olvídese, Rocamora. A la Argentina sólo irán de visita los capitales especulativos”, confirma la Garganta de Madrid. Es devastadora para la tesis del romanticismo.
“Los inversores reales sólo la ponen donde no tienen inconvenientes para sacarla”. Son pestilencias de la real-politik.
En el vigente cristinismo, más Muerta que la Vaca -con la que se aspira a entusiasmar- está la credibilidad.
Oberdán Rocamora