Colombia, entre la paz y el desarrollo

Nicolás Albertoni

Pocos países en la historia han estado oscilando en un rango de tiempo tan corto entre la búsqueda de paz interna y el crecimiento económico; como le está sucediendo a Colombia en estos últimos meses.

Siempre se supo -y es de sentido común- que difícilmente se logre el desarrollo económico en un país en el que no existe una convivencia pacífica. Pero ambas variables tienden a ser de largo plazo. Es decir, ningún país por el único hecho de contar con un ambiente pacífico dentro de sus fronteras lograría el desarrollo a la mañana siguiente.

La historia ha demostrado que la verificación de los resultados positivos que trae consigo cualquier proyecto que busque la paz tiende a demorar algunos años. Sucede que el desgaste de la violencia social siempre es difícil de recomponer cuando atañe a generaciones enteras. 

A pocos días de comenzar en la Habana el diálogo entre los delegados del Gobierno colombiano y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para continuar con el proceso de paz; bien vale una reflexión sobre este tema, que en muy poco tiempo podría cambiar la historia de un país que viene mostrando un crecimiento económico sostenido para poder alcanzar el desarrollo en los próximos años.

El binomio que se plantea en Colombia entre el crecimiento económico y las actuales negociaciones de paz resultan un caso de estudio muy interesante. Y desde el punto de vista histórico, paradigmático.

Colombia es un país en el que más allá de reinar la violencia por varios años, se supo avanzar a paso firme hacia un modelo económico que, en la actualidad se ha confirmado, le sienta muy bien a varios países latinoamericanos.

El camino seguido por Colombia se basó en la apertura económica y en políticas de Estado para temas macro, cuyos planes de ejecución transcienden los Gobiernos de turno. El caso de Colombia, Perú y Chile se diferencia considerablemente del resto de los países de la región. Y justamente estos países hoy son los que más crecen.

A través de la reciente Alianza del Pacifico, los cuatro continúan intensificando la integración, profundizando las relaciones comerciales y mejorando las condiciones para el tránsito de bienes, capitales, personas y servicios.

Lo central que destacar es que Colombia, a diferencia de tantos otros en la región, sabe muy bien hacia dónde está su horizonte. En el camino deberá sortear varios obstáculos pero la mitad del proceso ya está definido y es saber hacia dónde camina.

Económicamente es un país que, en comparación con otros en América Latina, muestra un buen porcentaje de crecimiento. El PBI de Colombia creció 5,9% en 2011, sólo por debajo del crecimiento registrado por Panamá (10,6%), Argentina (8,9%), Ecuador (7,8%), Perú (6,9%) y Chile (6,0%). Para 2012, se prevé un crecimiento de su economía cercano al 5 por ciento.

En los últimos meses, incluso trascendió la información de que si se considera el tipo de cambio paralelo de Argentina a raíz de la restricción de dólares, Colombia estaría superando el PIB de ese país, pasando a ser la segunda económica de Sudamérica. Ya que bajo estas consideraciones el PIB proyectado de Argentina es de US$ 347.000 millones mientras que el de Colombia alcanzaría los US$ 362.000 millones. Con un PIB per cápita que ya ronda los 10.ooo dólares.

En materia de inserción comercial, los últimos datos muestran que en sólo 4 años Colombia logró conquistar más de 50 mercados. En agosto de este año, el país andino llegó a 170 países. Actualmente 20 naciones representan el 83% de los U$S 39.873 millones que exportó el país en ese lapso de tiempo.

Colombia se encuentra ante un momento único en su historia, pasar del desgaste y sufrimiento que implica un país en guerra al desafío y la inteligencia que requiere ser un líder regional. Las opciones ya están sobre la mesa, habrá que esperar a cómo termina la partida.