Por: Santiago Maggi
Más esperada no podía ser la sana corrección que el mercado accionario americano tuvo durante la semana. Los índices bursátiles en EEUU superaron más de 2 por ciento de caída, haciendo énfasis en la necesidad de proteger ganancias durante el mes de abril.
Sin embargo, era difícil acertar que dicha corrección en las acciones iría acompañada de fuertes movidas en los precios de materias primas, en particular el precio del oro, dejando un horizonte todavía más incierto, es decir, un mayor riesgo para el posicionamiento largo.
Los precios de los metales industriales ya venían reflejando un claro debilitamiento desde mitades de febrero después que la reactivación en China y el auge económico a nivel global estaban siendo puestos en duda luego que las cifras económicas no apoyaran tal postura. No obstante el oro era una de las alternativas más interesantes para inversionistas institucionales y hedge funds basados en la premisa de mantener el valor de sus inversiones en activos que se beneficiaran de la depreciación de monedas por las políticas expansivas de los bancos centrales.
Contra los más comunes pronósticos, el pasado lunes el precio del metal cayó a los precios más bajos en los últimos dos años, perdiendo más de $100 dólares el valor de la onza y siendo la peor caída desde 1983. A nivel técnico, los daños fueron importantes pues la tendencia alcista en el largo plazo fue fuertemente amenazada, abriendo la posibilidad al final del rally del oro.
En lo que le concierne al mercado bursátil, con la enseñanza del comportamiento de los índices accionarios y la caída del precio del oro esta semana, es una prioridad proteger ganancias. Los sectores defensivos como servicios públicos y salud resaltan cada vez su mejor desempeño, siendo los mejores sectores para invertir en un mercado como el actual.