Por: Santiago Maggi
La euforia de los mercados de riesgo se vio rezagada al cerrar la semana en un año donde no han abundado los cierres negativos. Muchas premisas tratan de justificar la contracción en los últimos días, pero ninguna convence con contundencia la razón que explica el comportamiento de los mercados accionarios.
Los grupos de analistas que tratan de justificar la movida débil de los mercados se dividen en dos grupos: los fundamentalistas que han resaltado el pobre desarrollo de los factores macroeconómicos en la economía global, entre los que se destacan los pobres reportes en actividad industrial y manufacturera, además del desempleo y el crecimiento económico. El otro grupo son los “monetaristas”, donde afirman que el mercado accionario está descontando el comienzo de un proceso de estrechez de liquidez por parte de la Reserva Federal, y por ende de los otros bancos centrales.
Aunque ambas partes puedan tener la razón, lo cierto es que ni los fundamentales ni la liquidez han cambiado durante la semana, ni en el mes, ni en varios años. Las expectativas de una mejor o peor economía tampoco tienen muchos elementos para establecer grandes cambios en el corto y mediano plazo. Finalmente, aunque el Presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke haya nombrado durante la posibilidad de disminuir la liquidez, la propuesta fue claramente condicional a una situación de empleo mucho mejor a la actual, lo cual no cambiará de la noche a la mañana.
Muy interesante fue el ejemplo que Mohammed El-Erian, de PIMCO, citó esta semana con la acción de Apple, que cayó 45% en siete meses sin ningún cambio fundamental relevante, o el oro que cayó casi 27% en seis meses sin ningún cambio estructural a nivel monetario. Estos son una muestra fehaciente que los activos financieros, y en particular el mercado accionario actual, no siempre tienen cambios estructurales por fundamentales obvios de justificar, sino porque simplemente la euforia de los inversionistas llega a su final. En nuestro caso contemporáneo no sabemos si la euforia está llegando a su final, y tampoco es relevante tratar de precisar el momento exacto. Lo importante es saber pilotear las inversiones y no perder en este proceso de cambio estructural.