Por: Santiago Maggi
El mercado accionario estadounidense es nuevamente motivo de alegría y celebración para los inversionistas de empresas americanas. La mitigación de riesgos bajistas importantes como la posible cesación de pagos por parte del Gobierno estadounidense ha sido cosa del pasado, por lo menos en el corto plazo.
Sobra decir que la rama legislativa de la primera economía del mundo jugó con fuego en excusa de una discusión política, y que aunque el mercado haya aguantado de no sufrir una fuerte caída en vísperas de suponer que no existiera una extrema estupidez política, el riesgo-beneficio de buscar grandes ganancias en medio del incendio no era una excelente idea.
Ahora el panorama ha cambiado. Aunque a decir verdad en el mediano plazo los contingentes principales siguen presentes, en el corto plazo el horizonte es mucho más claro para un mercado que pueda correr con menor peso.
Aunque todavía no conocemos con certeza las consecuencias del cierre del Gobierno, históricamente hemos observado que este tipo de acontecimientos tendría poco impacto para la economía en el transcurso de dos semanas. Las negociaciones sobre el límite de la deuda no serán protagonistas hasta el próximo año, y la nueva dirigente de la Reserva Federal muy probablemente no reducirá la liquidez comenzando su nuevo mandato, y después de la incertidumbre sobre los costos del cierre.
Por ende, aunque cielos abiertos no quiera decir soltar el volante y poner piloto automático para volar, es afortunado tener menores contingentes para navegar lo que queda del 2013.