A pesar de que la mayoría de los sindicatos acordaron con las autoridades un aumento salarial, a cobrar en dos etapas y que oscila entre el 31% y el 44% que lleva el básico a $6150 incluyendo los $100 de la cuota de material didáctico, la Ciudad de Buenos Aires tuvo un comienzo de ciclo lectivo conflictivo. Muchos sectores relacionaron el paro directamente con la situación nacional pero no deberían soslayar que la medida de fuerza también estuvo motivada por las pésimas decisiones que viene tomando el Ministerio de Educación porteño, que afectan seriamente tanto a la calidad educativa de la escuela pública como a las condiciones laborales de los maestros.
Basta recordar la desastrosa implementación de la inscripción de matrícula anual conocida como modalidad “online” que aún no puede subsanar los problemas que el mismo sistema generó. Lo indignante de esta situación es que la frustrada plataforma de inscripción “online” costó mucho dinero al estado, demasiado caro como para no poder resolver en horas, por ejemplo, el error de no poder ubicar en el mismo colegio a dos hermanos.
En ese contexto particular, donde se acuerda por un lado pero se va a la huelga por otro, SEDEBA decidió no adherir al paro, básicamente porque el aumento salarial conseguido es importante para un sector de la docencia, precisamente para aquellos que recién se inician en la carrera y no queríamos perjudicarlos, pero hicimos un llamado a nuestros afiliados a realizar un quite de colaboración y a organizar jornadas de protesta, sobre todo en aquellas escuelas donde se están instalando aulas modulares como medida de urgencia, sin reparar que los mencionados edificios escolares no cuentan con el espacio y la infraestructura necesaria para que alumnos y docentes puedan convivir con las mismas.
Lo que sí es alarmante, es que las paritarias docentes realizadas en la Ciudad de Buenos Aires dejaran abierto un problema estructural en la escala salarial que puede convertirse en un punto perjudicial y nocivo para sostener los estímulos en la carrera profesional docente en el futuro. Reitero que el aumento es aceptable, lejos de ser suficiente, para los docentes más jóvenes, pero es absolutamente perjudicial para el resto, los más antiguos, los que tienen cargo de conducción curricular y para todo el personal de conducción de las escuelas, esto es así porque los números que deja el acuerdo marcan un pronunciado achatamiento de la pirámide salarial, al punto que un docente con dos cargos y con menos de doce años de antigüedad cobrará casi lo mismo que aquel que tiene una antigüedad de catorce años.
Este nuevo escenario viola lo que claramente expresa el estatuto docente donde la antigüedad en el cargo es uno de los incentivos salariales más importantes. Si no reparamos este desajuste en lo inmediato, durante los próximos años vamos a tener que agregar a cada discusión salarial un tratamiento especial, seguramente conflictivo, a esta discordancia que afecta y trata a los docentes con mayor antigüedad como trabajadores de segunda categoría, discriminando su situación salarial actual e hipotecando sus futuras remuneraciones. Los funcionarios muchas veces se olvidan que defender la escuela pública también es cuidar el capital humano que la compone y la pone en marcha diariamente, por eso vamos a exigir que se mantenga abierta la discusión salarial en la ciudad de Buenos Aires para comenzar a solucionar este desajuste que hizo que muchos docentes hoy se sientan tratados con desdén y sin el merecido reconocimiento a una labor diaria realizada a lo largo de muchos años de trabajo. Por respeto a ellos, es que no damos por concluidas las negociaciones paritarias durante este semestre.