Por: Adriana Puiggrós
Diez años de ejercicio democrático del gobierno nacional por parte de la fuerza que representa al movimiento nacional y popular han producido cambios en todos los órdenes de la vida social, política y cultural argentina. El devenir histórico es inédito en cada uno de sus sucesos, no se trata de un eterno retorno frente al cual la acción de la humanidad sólo es un espejismo. Enuncio esta convicción para sostener que es bueno diferenciar el proceso que llamamos kirchnenista de otros transcurridos, incluido el peronismo de1946 a 1955. No se trata de negar similitudes, sino de entenderlas como elementos de un legado, antes que reflejo de una identidad esencial y ahistórica.
Aquellos Néstor y Cristina que se vieron repentinamente (no inesperadamente) en la cúspide del poder gubernamental, que asumieron la máxima responsabilidad pública (en tanto varios otros gobernadores y políticos notables rehusaban hacerlo) son productos inéditos de la historia nacional, dirigentes del nuevo milenio tejidos con las consignas del peronismo de Perón y de la izquierda peronista de los tempranos años setenta; registraron las marcas trágicas de la dictadura cívico- militar al pueblo argentino; vivieron la experiencia de la gobernación provincial en la época del neoliberalismo menemista a nivel nacional. Vieron ante sí a la Nación dañada.
Entre los significantes provenientes del peronismo que fueron decisivos en la orientación del kirchnerismo desde el primer momento, está presente el concepto de Nación. No es un hecho menor: en la Convención Constituyente de 1994 la Nación fue tratada como un territorio que debía repartirse entre los intereses hegemónicos de cada provincia, muy lejos de una noción de federalismo como modalidad de articulación de la unidad nacional. El daño que había producido el neoliberalismo era profundo porque se alió con los intereses localistas y conservadores, con las aves de paso de la economía neoliberal y con el liberalismo de la antipolítica y la desconfianza respecto a todo lo propio. E instaló en los medios de comunicación el mensaje de la descalificación del Estado.
El momento en que Néstor ordenó que se bajara el retrato del dictador Videla marcó el comienzo de la década que la Argentina viene ganando a las fuerzas desintegradoras y destituyentes del Estado y la Nación. Los juicios a los responsables de los crímenes cometidos en el período dictatorial son al mismo tiempo juicios a esas fuerzas. La estatización del sistema previsional, de Aerolíneas Argentinas y de YPF son actos concretos de reconstitución de la Nación. Pero esos actos cobran un sentido, el de lo popular, el que antagoniza con la Nación oligárquica, con el Estado instrumento de los grupos económicos dominantes en las finanzas, el agro, la comunicación. El significado singular lo otorgan decisiones como la Asignación Universal por Hijo, la ley de Jubilaciones, la ley de empleados del Servicio Doméstico, entre otras medidas. La Ley de Servicios de Comunicación audiovisual, la Ley de Educación Nacional, la ley de Matrimonio Igualitario, son parte de una política que responde a los profundos cambios culturales, tecnológicos y políticos del siglo XXI.
La consigna de la Madres y las Abuelas, “Memoria, Verdad y Justicia” se combinó con las tres banderas del peronismo: Independencia económica, Soberanía Política y Justicia Social e impactó en ese universo la concepción profunda y actualizada de la democracia que subyace en las tres última leyes mencionadas, que plantean reformas político culturales que aportan a las bases de una nueva sociedad. De ahí la virulencia de la oposición y su dificultad para proponer alternativas: los elementos del futuro están del lado de la política oficial de los últimos diez años, el pasado sigue pugnando por persistir en quienes ven limitados sus privilegios. Claro está que ese futuro requiere de la unidad y organización solidarias de las fuerzas kirchneristas; otro lema del peronismo puede concluir este razonamiento: todos debemos comprender que primero es la Patria, luego el movimiento y finalmente las mujeres y los hombres.