Por: Alejandro Arlía
A dos meses de las inundaciones que afectaron a La Plata, Berisso y Ensenada, las necesidades de los damnificados y las obras que se requieren para generar las condiciones que permitan evitar que esos episodios se repitan interpelan a la dirigencia política de la provincia de Buenos Aires en plena campaña electoral.
En el sano ejercicio de la democracia son válidas las chicanas y las acusaciones políticas que impone el período electoral. Pero tiene que quedar claro que la discusión de fondo de las necesidades de los habitantes de la provincia pasan por otro lado, por la planificación estratégica de la Argentina que pretendemos.
Ése es el rol de los gobernantes y es precisamente lo que viene haciendo la administración del gobernador Daniel Scioli, pese a circunstancias adversas como una situación financiera que motivó un esfuerzo extraordinario de gestión o las inundaciones que provocaron una redirección de recursos para atender las necesidades de los vecinos.
Desde esa perspectiva, la gestión del Ministerio de Infraestructura está absolutamente comprometida en poner de pie en todos sus aspectos a la región afectada por el temporal y desarrollar un amplio plan territorial. Luego de la reconstrucción inicial se presentó ante la Legislatura un proyecto de ley -que ya obtuvo media sanción en Diputados- para desarrollar un millonario plan integral de obras de infraestructura que podrán revertir, en parte, la posibilidad de nuevas inundaciones. Ese plan es una de las sugerencias que contiene el informe sobre la cuestión de la Universidad Nacional de La Plata.
Hasta la aprobación de la ley, la tarea está centrada en la construcción de la ingeniería financiera para asegurar los 2.000 millones de pesos de inversión que requieren las obras. Pero el fortalecimiento de esta región no se agota en las obras destinadas a prevenir el impacto de una catástrofe climática, sino que ha sido una política incansable de ésta gestión. Una muestra clara de ello es la concreción de un viejo sueño para los sectores productivos de la Provincia como es el cuarto anillo de circunvalación del Gran Buenos Aires: la Ruta 6.
Es una obra emblemática, no sólo por la magnitud de su inversión que supera los 1.300 millones de pesos, sino también por las grandes expectativas económicas y la gran cantidad de fuentes de trabajo que genera. Se trata de más de 200 kilómetros que forman una franja neurálgica que abarca 12 municipios entre los puertos de Zárate-Campana y La Plata.
El complemento ideal para la ruta 6 es la Terminal de Contenedores TecPlata, la obra portuaria más significativa de Latinoamérica que se desarrolla en un terraplén costero en el puerto de Berisso para la instalación de una planta de contenedores, producto de una inversión público-privada de más 400 millones de dólares que permitirá movilizar 500 mil contenedores por año.
En paralelo, se trabaja para concretar la salida al puerto, hasta tanto se efectivice la bajada directa desde la autopista Buenos Aires-La Plata. La provincia tomó en enero, en carácter de concedente, la autopista y desde ese lugar de control apuesta a revertir las desatenciones que sufrió en los últimos años, para poner en marcha muy pronto un proceso de modernización.
La concreción de las obras previstas a lo largo de los 63 kilómetros que la conforman será un escalón más en este salto de calidad para que ese triángulo que conforman las ciudades de La Plata, Buenos Aires y Mar del Plata pueda traducirse en más producción y más trabajo, pilares que supo conseguir este modelo de desarrollo con inclusión social por el que peleamos desde hace ya diez años.