Por: Alejandro Fargosi
Fuimos cientos de miles de personas en todo el país, pese al calor, la lluvia, y las desgraciadas sugerencias de violencia.
En silencio, con respeto y pidiendo Justicia.
Eramos 400.000 argentinos en la Capital, más todos los de otros lugares en las provincias. Un país de pie, con respeto.
Ninguna cámara pudo reflejar lo que fue realmente la marcha: 4 ó 5 personas por metro cuadrado, todos empapados, llenos de dolor y de firmeza por Nisman y por nuestro país.
En síntesis, fue como pidieron los fiscales al convocarnos: un homenaje a Nisman, sin partidismos.
Lo que ví fue gente, simplemente, rindiendo honores y pidiendo Justicia.
Esta es la Argentina profunda: de pie, con esfuerzo, Justicia e instituciones, sin soberbia, coimas, bailantas ni relajos. Con trabajo y decencia.
Miles y miles pidiendo respeto a las leyes y Justicia.
Sabemos que éramos un gran país al que vinieron nuestros abuelos buscando un futuro para sus hijos y nietos.
Volvamos a serlo. Ahora depende de nosotros. Estemos orgullosos de Nisman. Y emulémoslo.
Me enorgullece ser argentino. Hoy nadie odiaba y todos estábamos pidiendo Justicia, en silencio, sin gritos ni desplantes.
Claro que hay otras realidades, como mostró hoy Cristina Fernández de Kirchner, con su típica voz airada, soberbia, en un escenario de lujo…
Nosotros, la gente común, somos distintos: en actitud silenciosa, humilde, con lluvia y mojados, respetando y respetándonos.
El país que se va y el que viene.