A estas alturas nadie duda de que hay que combatir el narcotráfico ya instalado en varias provincias, las villas de emergencia que están dentro de la Capital Federal y en los suburbios del Gran Buenos Aires. Grupos de capomafias se están instalando en nuestro país.
Sin embargo, la titularidad de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) está vacante desde marzo cuando se alejó Rafael Bielsa; el Consejo de la Magistratura demora el nombramiento de jueces y la Corte Suprema de Justicia de la Nación pidió a estamentos del Estado que arbitren medidas urgentes porque parece que están mirando para otro lado.
La Iglesia también hizo oír su voz sobre el avance del narcotráfico. El documento que dieron a conocer los obispos argentinos se titula precisamente “El drama de la droga y el narcotráfico”. Nadie podría suponer que detrás de ese documento no está el interés del propio Papa Francisco.
Una pregunta que surge es por qué se llegó a esta situación tan grave que todos los miembros de la Corte Suprema y los de la máxima jerarquía eclesiástica consideran necesario hacer un urgente llamamiento público. La otra pregunta apunta a saber si es cierto que los narcos podrían tener complicidades en sectores policiales, y alguna forma de connivencia con referentes de la política como son los punteros territoriales.
Se han conocido procedimientos contra importantes jefes policiales de la Provincia de Buenos Aires, de Santa Fe y de Córdoba. Son comarcas administradas por Daniel Scioli, Hermes Binner y José Manuel de la Sota, tres casi seguros candidatos presidenciales en las elecciones de 2015.
Hay otro interrogante: ¿cuál es la política antidrogas que lleva adelante el Gobierno? Hasta ahora sólo se escuchó la voz del secretario de Seguridad. Pero ningún ministro habló. El secretario Berni dijo que la política desarrollada “es muy eficiente” y no descartó la posibilidad de despenalizar por ley el consumo de marihuana. Cuando se escuchó la palabra de algún otro funcionario del Gobierno sólo fue para acusar de lo que está ocurriendo a integrantes de la oposición política.
Todo parece indicar que ha llegado el momento de controlar eficientemente las fronteras argentinas, radarizar el espacio aéreo que comunica con Paraguay, Bolivia y Brasil, nombrar los jueces en los cargos que están vacantes y coordinar las políticas nacionales y provinciales dejando de lado chicanas políticas que impiden garantizar buenos resultados. Pero por sobre todas las cosas se necesita una gran vocación patriótica para que nuestras sociedades no caigan en las garras del narcotráfico internacional.