La lectura de los diarios venezolanos califica como experiencia bizarra. Cuesta reconocer detrás de esas noticias un país real, y duele que sea Venezuela. Cuando América Latina era catálogo de dictaduras contrastaba en ella la democracia venezolana; por eso antes que dar credibilidad a lo que surge de la prensa, oficialista u opositora, uno tiende a imaginar que está leyendo ficción. Se dice que los pueblos son artífices de su destino, ¿el pueblo venezolano quiso ser este hazmerreír?
A la muerte de Hugo Chávez, el continuador del régimen nacional populista creyó verlo reencarnado en un pajarito. El propio Nicolás Maduro, con afán proselitista por encima de toda noción del ridículo, recreó la escena y los silbidos del ave. Apelando a la credulidad ignorante de gente embrutecida por la propaganda de la “Revolución Bolivariana”, y tramitando por comicios cuestionados, al dudoso presidente Maduro le haría justicia llevar en la banda presidencial la leyenda “Tus amigos”, como el “Yeneral González” de Alberto Olmedo. Lo que lleva de mandato parece un rodaje de Mel Brooks: la parodia de una revolución jaqueada por enemigos complotados para dejarla sin papel higiénico…
La teoría conspirativa domina el discurso y los actos de gobierno porque ante el fracaso constante, con escasez en góndolas, culpa a otros. En la lógica del Gran Hermano y los cerdos de Orwell, además de pedir facultades extraordinarias e insistir con los controles del colectivismo dirigista, Maduro ha creado el Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria (CESPPA), que “solicitará, organizará, integrará y evaluará las informaciones de interés para el nivel estratégico de la Nación, asociadas a la actividad enemiga interna y externa, provenientes de todos los organismos de seguridad e inteligencia del Estado y otras entidades públicas y privadas; según lo requiera la Dirección Político-Militar de la Revolución Bolivariana“.
Al frente de esa oficina puso un militar. No lo cito por su rango porque Chávez le entregó el país a la dictadura que oprime al pueblo de Cuba, y en ese ejército de cipayos que son las fuerzas armadas venezolanas, “generales” son sólo los cubanos.
Inmersos en su propia tragedia los venezolanos difícilmente puedan dimensionar el daño que se han hecho. Reiría si no fuera que vamos por el mismo camino; el grueso de los argentinos tampoco comprende la gravedad del mal causado por Kirchner, su viuda, Guillermo Moreno y el resto de la banda.
El kirchnerismo, que implementó un feroz proceso de desmemoria colectiva, sistemáticamente niega, oculta o falsea la realidad. Sigue la mecánica cerda que regía al Estado totalitario descripto por George Orwell en la novela 1984, y cumple al pie de la letra su consigna: “El que controla el pasado controla el futuro, y el que controla el presente controla el pasado“. Así la evidencia de la corrupción es algo que no los desespera; saben que si permanecen otra década en el poder, nadie se acordará de nada. Como diría un personaje de Orwell: “Lo que el partido sostiene que es verdad es efectivamente verdad”.
Quienes creen que las PASO cortaron a la ambición totalitaria de la demagogia camorrista se equivocan. Más allá de mutar unas mentiras por otras el proyecto totalitario sigue en pie y va a mover todo su aparato el 27 de octubre. El control del tiempo, como idea orwelliana, es explicita en el proselitismo kirchnerista. En un spot, con soltura de marioneta, dice Martín Insaurralde: “Para mí cada día es el futuro. No es el 2015 solamente. Yo vengo a hacer ahora para que las cosas mejoren ahora y no para que cambie todo. La política es amor. La política es para adelante. La política es generosidad, es hacer, hacer a partir de lo hecho y no deshacer. El futuro no es empezar todo de nuevo. Eso, eso es el pasado. Para mí esto es así”; y acto seguido finge sonreír, moviendo la cabeza como modelo de Giordano o perrito de luneta.
“Amor” y “generosidad” dicen los que crisparon de odio a la sociedad dividiendo con su manía refundacional, y otra vez cambian el pasado para victimizarse: ¡Como si yendo “por todo” hubieran intentado generar consensos!
Clon de Scioli, Insaurralde pregona el advenimiento de una new age feliz; pero lo que vendrá votando por los HDP que quieren arruinar el país (confesión de Cabandié), no será patria ni libertad, será una demagogia de infelices sin conciencia histórica, felpudos sin identidad ni propósito, que pudieron ser una democracia republicana y se compraron un buzón.