Por: Bjørn Lomborg
Cuando usted va de compras —ya sea en la tienda de la esquina o en las lujosas Galerías Lafayette o Printemps aquí en París —, espera saber lo que está gastando y lo que está obteniendo. Extrañamente, cuando se trata de tratados climáticos mundiales, a nuestros políticos les gusta comprometerse con políticas enormemente costosas sin siquiera reconocer que vienen con una etiqueta de precio.
Prestando atención a los discursos, como lo he estado haciendo aquí en París, se escuchan cantidades de exhortaciones para la acción, muchas conversaciones sobre los peligros del cambio climático, discusiones sobre responsabilidad moral y generaciones futuras. Pero casi nada acerca de cuánto costarán estas reducciones de carbono.
Ya evalué los posibles efectos que tendría el acuerdo que probablemente se alcance aquí en París. En el mejor de los casos, en un escenario sumamente optimista, reducirá las temperaturas globales en sólo 0,17 °C (0,3 °F) para el año 2100.
Ahora, evaluemos cuánto nos costarán esas reducciones en las temperaturas.
Es asombroso que las autoridades de la ONU no proporcionen costos oficiales estimados para el probable tratado de París. Así, lo que nos queda es hacer una cuenta no oficial, que podemos lograr con bastante facilidad sumando los costos de las promesas de París presentadas por los Estados Unidos, la Unión Europea (UE), México y China, que en conjunto representan alrededor del 80% de las reducciones de emisiones mundiales prometidas.
Para ser claros, ni siquiera a nivel nacional hay estimaciones oficiales de costos. El presidente Barack Obama ha prometido reducir las emisiones estadounidenses de gases de efecto invernadero en un 26% a 28% por debajo de los niveles de 2005 para el año 2025. Al recurrir a los datos del Energy Modeling Forum de Stanford, revisado por pares, nos encontramos con que alcanzar la meta reduciría el PIB (Producto Interno Bruto) de los Estados Unidos entre 154 mil millones y 172 mil millones de dólares anualmente.
La UE dice que va a reducir las emisiones un 40% por debajo de los niveles de 1990 para el año 2030. Una vez más, no existen estimaciones oficiales. Y, de nuevo, podemos recurrir a los datos del Energy Modeling Forum de Stanford, quien sugiere que lograr ese objetivo reduciría el PIB de la UE en un 1,6% en 2030, o 287 mil millones de euros en dinero al valor de 2010.
México merece una mención especial en el análisis, ya que ha puesto en marcha la legislación climática más fuerte de todos los países en desarrollo y promete condicionalmente reducir las emisiones en un 40% por debajo de lo que, de otro modo, habría emitido en 2030. Las estimaciones de costos del propio Gobierno mexicano son entre 14 y 79 veces más bajas que aquellas de la literatura revisada por pares respaldada por la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos y la UE. Este análisis concluye que el costo en 2030 sería de aproximadamente 4,5% del PIB, o alrededor de 80 mil millones de dólares anuales. En 2050, México perdería casi medio billón de dólares al año a causa de sus promesas climáticas.
Y, por último, China ha prometido para 2030 reducir sus emisiones de dióxido de carbono, por unidad de PIB, por lo menos al 60% por debajo de 2005. Utilizando los datos del Ejercicio de Modelado de Asia nos encontramos con que alcanzar este objetivo costará al menos doscientos mil millones de dólares al año.
Así que, en total, las promesas en París de la Unión Europea, México, Estados Unidos y China disminuirán la economía mundial al menos en 730 mil millones de dólares al año para 2030. Eso es en un mundo ideal, donde los políticos reducen constantemente las emisiones en las formas más efectivas e inteligentes posibles.
Pero eso no va a suceder. Nunca ha sucedido en la historia. Los políticos tienen la costumbre de gastar dinero en subsidios fenomenalmente ineficientes para energía solar y biocombustibles. Y basado en la experiencia de la Unión Europea, tal desperdicio puede duplicar los costos de las políticas de reducción de carbono.
Además, hay otras 122 naciones que han hecho promesas en París. Estas aumentan las reducciones totales de emisiones en un cuarto. Las reducciones que se negocian en París, entonces, dejarán la economía global, en términos aproximados, 1 billón de dólares cercenada cada año durante el resto del siglo; eso si los políticos hacen todo bien. Si no, el costo real podría duplicarse.
No sorprende por qué los políticos reunidos aquí en París prefieren no hablar sobre la etiqueta del precio.