Por: Carlos De Angelis
En 1985 Antonio Cafiero se presenta en las elecciones a diputados nacionales por fuera de las estructuras del peronismo copadas en aquel momento por Herminio Iglesias y por la ortodoxia. En pleno auge del alfonsinismo, Cafiero saca en la Provincia de Buenos Aires el 27%, perdiendo las elecciones contra la UCR que supera el 41%, pero le gana al Frente Justicialista de Liberación que apenas araña un 10%. Dos años después, en 1987, Cafiero sería electo gobernador de la provincia empujando el declive del gobierno de Raúl Alfonsín, pero un año después perdería una histórica interna con Carlos Menem que cambiaría al país para siempre.
Veintiocho años después, Sergio Massa se ilusiona con superar aquella histórica performance de la “cafieradora”. La conexión entre ambos acontecimientos es el Frente Renovador, estructura que Antonio Cafiero construyó para destrabar al peronismo bloqueado por la muerte de su líder en 1974 y desde donde Massa se propone destronar al kirchnerismo.
Por supuesto que hay notorias diferencias entre ambos dirigentes: Cafiero era un histórico del justicialismo que llegó a ministro en el segundo gobierno de Perón y entre 1975 y 1976. Massa en cambio, proviene de las filas de la UCeDé, pero cuya su suerte cambió en 2002 cuando Eduardo Duhalde lo nombra director del Anses y cuando su actuación fue reconocida por Néstor Kirchner, quien le dio su voto de confianza en 2003.
En 2007, con el pase de mando de Néstor Kirchner a Cristina Fernández, lanza su candidatura en el municipio de Tigre, triunfando con el 47%. En 2008 vuelve a la arena nacional como Jefe de Gabinete entre dos Fernández: Alberto y Aníbal. Su actuación se vio opacada por los coletazos de la crisis con los sectores agrarios a causa de la resolución 125 y por el ascenso del protagonista del momento: Julio Cleto Cobos. Aún siendo jefe de Gabinete, Massa acepta integrar la famosa lista “testimonial” que encabeza Néstor Kirchner en 2009. Tendría el cuarto lugar luego de Daniel Scioli y Nacha Guevara, detrás de él irían Héctor Recalde y Diana Conti.
Dos años después con inteligencia, vuelve a elegir un camino político más angosto y de exposición controlada, la intendencia de Tigre, donde gana la elección por un aluvión del 74% de los votos.
¿Que sabemos de él? Muy poco, pero lo suficiente para observarlo como el gran contendiente de una Cristina Kirchner sin sucesión a la vista y con gran habilidad para desalojar casi sin esfuerzo a Daniel Scioli y Mauricio Macri de la primera fila de los presidenciales de 2015. La congregación de un importante conjunto de intendentes de la provincia bajo su conducción es un indicador claro de su capacidad para convertirse en poco tiempo en un polo de poder político.
Las preguntas que emergen sobre Massa son muchas, pero pueden reducirse a dos: ¿podrá capturar a las bases sociales del kirchnerismo o sus bases se reunirán en torno a las clases medias movilizadas en torno al 18A?, y si así fuera, ¿podrá capear el previsible temporal que sobrevendrá, agrupando al antikirchnerismo duro que pide una oposición brutal, a los sectores “nestoristas” que piden una reivindicación parcial del proceso político de esta década y a los intendentes que básicamente buscan conservar el poder territorial?
La elección del 28 de octubre 2013 comienza su marcha, pero con la mirada puesta en el 2015.