Por: Carlos Mira
Esta vez no funcionó la magia. Este miércoles pasado Apple presentó su nuevo modelo de iPhone 6S, 6S Plus, una nueva iPad Pro, nuevos modelos del Apple Watch y del Apple TV.
Los teléfonos presentan tecnología 3D, cámaras de 12 megapíxeles, videos 4K y un sistema operativo IOS 9. Todo estará disponible el 25 de septiembre y se podrá preordenar desde el 12.
Pero por primera vez en los últimos 8 años desde que fue lanzado el iPhone 1 las acciones de la compañía no subieron en los tres días previos al lanzamiento.
De hecho el stock de Apple cayó 6,6 % en este último mes. En los pasados siete años, desde 2007, las acciones habían subido un promedio de 5 % en los 30 días anteriores al lanzamiento, a pesar de ser, justamente, el iPhone la bandera de batalla de la empresa, su producto de vanguardia y el que la transformó en la compañía más valiosa del mundo.
Más de dos tercios de los ingresos de Apple se deben al iPhone, 75 % de las ganancias brutas de la empresa se deben a los teléfonos, como así también el 61 % de su valor bursátil.
Los otros productos de la compañía, que son fabulosos tanto desde el punto de vista tecnológico como desde el físico (como el iPad, el Apple Watch, el Apple TV y el Apple Music), finalmente no resultaron lo que la empresa pretendía en cuanto a la diversificación de sus fuentes de ingreso.
Es cierto que la situación general de los mercados influye en la presente situación de Apple. De hecho el índice Standard & Poor’s 500 cayó 7,2 % en el mismo período de tiempo, el mes anterior al anuncio de Tim Cook, este miércoles 9.
Sin embargo en todas las ocasiones anteriores los inversores no relacionaron la situación general del mercado con la de la empresa y, frente a las novedades, reaccionaron positivamente haciendo prácticamente un sinónimo entre el nuevo producto anunciado y la posibilidad de obtener diferencias económicas importantes.
En el 2011, en un mal momento del mercado y cuando el Standard & Poor’s bajaba 6,4 % las acciones de Apple igual se las arreglaron para subir aunque sea 0,1 % en el mes previo al lanzamiento del iPhone 4S. Y para ejemplos dramáticos está el del año anterior, el 2010, en donde a pesar de que en los 30 días anteriores al lanzamiento del iPhone 4 el mercado había caído 4,1 %, Apple tocó el cielo con un 8,5 % de suba, una diferencia de más de 12 puntos con el índice general.
Hoy, paradójicamente está ocurriendo lo contrario: el stock de Apple está cayendo más fuerte que el promedio. Desde julio, las acciones de la compañía cayeron 18 % desde sus marcas más altas, mientras que el Standard & Poor’s decreció menos de la mitad de eso, un 9,8 %.
El punto es que cada vez cuesta más diferenciarse y dejar una marca en el mundo de la tecnología.
Incluso el año pasado, con el lanzamiento del iPhone 6 y el 6 Plus, con los que la compañía entró en el mundo de las pantallas “grandes” (y que significó para Apple ganancias del 39 %), la empresa no logró siquiera acercarse a sus impresionantes números de crecimiento del orden del 54 % en 2010 y del 85 % en 2011.
De todos modos nadie da por muerta a Apple y a su impresionante apelativo entre la gente. Los inversores pueden ponerse un poco más exigentes con los números de la empresa, pero su capacidad de llegar al público sigue intacta. Especialmente el iPhone es una especie de marca de calidad que muchas otras marcas, aun teniendo productos tecnológicamente más innovadores, no han conseguido ese “love affair” que Apple mantiene con el consumidor final.