Por: Claudio Zin
Dr. Claudio Zin
Enviado Especial en Viena
Queda muy claro que el trabajo del oncólogo de hoy es sumamente difícil, frustrante, positivo (porque hoy salva vidas ya no sólo como espectador calificado de la decadencia) , presionado por la industria, los financiadores, el Estado, las sociedades científicas, entre otros, sin olvidar a su querida familia, que también lo necesita, y a sus pacientes familiares que no lo dejan en paz. No quiero hacer de la vida del médico oncólogo una telenovela a lo Migré, de ninguna manera, pero es cierto que se les complicó el plácido estilo de vida.
Hoy, hay en el mundo del mercado farmacéutico cerca de mil moléculas nuevas -nuevas drogas potenciales- en estudio en diferentes fases de la investigación clínica. Sólo un laboratorio de los más importantes del mundo tiene 40 (Novartis), estudia 40 diferentes posibilidades para tratar diferentes tipos de cáncer. De todas ellas, un importante porcentaje se convertirán en remedios para la gente, que deberán pagar los financiadores. Tomo el ejemplo de Novartis no porque me haya invitado a este congreso -de hecho no fueron ellos quienes lo hicieron-, simplemente porque marca una tendencia internacional; los grandes de la industria farmacéutica Pfizer, Novartis, Roche, Teva, entre otros, buscan afanosamente darle al médico herramientas para convertir a su paciente oncológico en un paciente crónico, que muera por que lo asaltan en el Conurbano, no por el cáncer. Como se dan las cosas por estos días, creo que es más fácil que ocurra esto último.
El nudo Gordiano de esta historia fascinante es el médico que está en la mitad del escenario, en el centro está el paciente, claro, la orquesta es la industria y el director sólo DIOS sabe quién es (NdR: creemos oportuno aclarar que dado el hecho de haber escrito esta nota en un café vienes, el Gerstner K&K de la Karntner Strasse, cerca de San Estefan, es muy oportuno esto de la orquesta). El rol del médico es crucial para diagnosticar ADECUADAMENTE al paciente que DEBE recibir tal o cual droga. Si acierta, con el caso y el remedio, el paciente cambia radicalmente su calidad de vida a tal punto de poder desarrollar sus tareas habituales sin problemas. No voy a contar casos que me mencionaron ayer mismo, porque se asemejan a “casi milagros”, y como desde la ciencia formal siempre los cuestionamos, mejor será no caer en la tentación.
Hoy recuerdo los casos de “curaciones” con CROTOXINA (una farsa), agua de Querétaro o Tlacote, ya no recuerdo bien, otra farsa, la curación por imposición de las manos, uhmmmmmm!!!!! En fin, decenas de chances abortadas en la búsqueda de la cura milagrosa. Para algunos casos y para algunos pacientes, sólo para algunos, la medicina de hoy, formal, de investigación, produce estos efectos. En casos de leucemia, mieloide crónica, algunos cánceres de pulmón, melanomas, ¿hoy se curan?
Poco a poco la ciencia se acerca a los otros, a los que faltan, que son muchos por cierto, nada fácil, porque la variación genética de los cánceres es muy grande, y cuando parece que hemos encontrado el gen que se expresa o no en tal o cual cáncer, lo inhibimos mediante una droga desarrollada a tal fin, el gen vecino que estaba dormido se activa y despierta otra vez al genio del cáncer. Nada sencillo pero posible, claro.
El artículo tuvo un costo de 2.50 € que es el precio de un café doble con leche en esta parte del mundo.