Por: Claudio Zin
Diciembre 27 del año del Señor de 2013, miércoles, señalará la fecha del último día del cavaliere [1] Silvio Berlusconi, como miembro del parlamento italiano. En efecto ese día el Senato della Repúbblica, votará por mayoría su “decadenza“. Traducido: pérdida de su condición de senador y por ende de la inmunidad parlamentaria que esa situación conlleva, por ejemplo, para evitar la cárcel si es encontrado culpable de algún delito y no es “desaforado”.
Pero también, y según el diccionario italiano, decadenza significa ”progresiva perdita di forza, vigore, potenza, e simili, declino. Decadenza, física, morale e politica”. Éste es el Berlusconi de hoy, que tiene miedo de ir a la cárcel, por la pérdida de su inmunidad, y por las varias sentencias de los numerosos procesos pendientes a punto de llegar, especialmente el que concierne al affaire Ruby, ”rompecorazones” que, según las jueces ( el tribunal de Milano que juzga el caso está compuesto por tres mujeres), tuvo reiteradamente relaciones con “il Cavaliere” a cambio de dinero.
Lo cierto es que según la misma Ruby, que en verdad se llama Karima el Mahroug y es marroquí, no egipcia emparenatada con Moubaragh como intentó hacerle creer a Don Silvio, negó en el juicio que los hechos hayan sido esos, afirmó que nunca recibió dinero del premier Berlusconi. Los jueces no le creyeron, ni a ella ni a los 70 testigos que afirmaron algo parecido. Extraña justicia por cierto. Es más, la linda Ruby sostiene que el único que le pago por sexo siendo menor fue el mismísimo Cristiano Ronaldo (€4.000) cuando era jugador del Milan.
Los hechos probados según el tribunal son éstos: Berlusconi pagaba €3.000 por cada noche pasada en su “casita” de 12.000 metros cuadrados de Arcore, cerca de Milan. Ademas de haberle regalado un dinero para abrir un negocio, €53.000 dicen las malas lenguas, y así ponerse a trabajar de otra cosa, que ya era hora.
Me gustaría agregar algunos hechos a este comentario, que por sarcástico puede parecer poco serio. Berlusconi era en ese momento,
cuando ocurrió este hecho y otros de similar corte, primer ministro (presidente del Consejo de Ministros italiano, que así se denomina el cargo más importante del Estado) y la señorita Ruby era menor de edad, aunque no lo pareciera. Sólo detalles claro.
Las jueces de primera instancia lo sentenciaron por estos días y por este tema a 7 años de cárcel y a inhibición perpetua para ejercer
cargos públicos. Claro que apelará. De todos modos hay otra sentencia firme, por fraude fiscal de fines de septiembre de este año, a un año de cárcel de cumplimiento efectivo y dos de inhibición para ejercer cargos públicos, elegir y ser elegido. Es por este caso con sentencia firme del Tribunal de Casación que el Senado votará su expulsión del cuerpo.
El último capítulo de su vida pública formal ocurre a los 77 años, recién cumplidos, en medio de estos escándalos judiciales, con su agrupación política partida en dos; recientemente de los 90 senadores que tiene en la Camara alta, 27 constituyeron un nuevo grupo parlamentario denominado Nuovo Centro Destra, con una cantidad de diputados no bien establecida aún y los cinco ministros que forman parte del gabinete del actual Premier de centroizquierda moderado Enrico Letta.
Por su parte Silvio volvió a las fuentes y recreo Forza Italia, su viejo y amado partido, que ya no le alcanza, en cantidad y poder para “zafar” de la destitución.
Luego de numerosas escaramuzas de sus mejores espadas parlamentarias, el viernes 22 quedo firme en la agenda del Senado el día 27 como el indicado para que cada senador manifieste, con voto cantado y ante un aula repleta de periodistas, partidarios, contrarios y curiosos, si vota por la continuidad o la “decadenza” del Cavaliere.
Todas las previsiones, adivinanzas y apuestas de todo tipo giran alrededor de su expulsión: yo concuerdo con ellas.
Sólo para terminar con este tema, dos comentarios: Italia no pierde nada con este hecho, Berlusconi pasara a la historia
como un personaje curioso, inteligente, hábil, gran empresario, que tuvo muchas oportunidades para cambiar el país y no lo hizo, seguramente por una “flexibilidad moral” poco adecuada para conseguirlo.
No consiguió siquiera la reforma de la Justicia que podría haberle evitado todas estas zozobras, se distrajo, con mucha frecuencia.
Por último, Italia sufre y mucho por falta de decisiones políticas indispensables para su vida diaria -ley de presupuesto, cargas fiscales, impuesto al trabajo, entre otros-, y la vigencia de Berlusconi distrae con mucha frecuencia la actividad política cotidiana, cambiando permanentemente el foco, corriéndolo de la cosa importante a la urgente, que es el mismo Silvio y sus entuertos.
Los políticos italianos deben ser parlamentarios (a nivel nacional, regional, provincial o municipal), el país mismo es un régimen
democrático parlamentario, por ende Don Silvio dejara de formar parte del núcleo mismo, de la esencia, de la política italiana.
[1] El título de “cavaliere” que ostenta Silvio Berlusconi es similar al de “sir” del Imperio Britanico, fue otorgado tiempo atrás por el presidente de la República.