Por: Claudio Zin
El Greece exit no ocurrió, en realidad gracias a todos los países de la Zona Euro que no quieren más experiencias de laboratorio y muy en el fondo, menos aún antes de las vacaciones de verano, ya que uno de sus destinos predilectos es precisamente Grecia.
La incertidumbre, la falta de experiencia previa (hasta el momento ningún país salió del euro; algunos no entraron, los más inteligentes, pero salir, ninguno) pusieron freno a los tecnócratas que no ven viable la economía griega tal como se plantea hoy.
Italia fue la que más bregó por la no salida, de hecho es la que más lucha por no ser tan duros con las sanciones a Rusia por lo ocurrido en Ucrania. Italia, señores, es el país más razonable de la Zona Euro en Europa, y esto es muy bueno para muchos, en el futuro también para Argentina.
Volviendo a Grecia, Alex Tsipras (primer ministro) y su ministro de economía Yanis Varufakis, el excéntrico motoquero que habla mejor inglés que griego, son la pareja más querida hoy en Europa, excepto quizás por la troika (FMI, Comisión Europea y BCE). Todas las figuras políticas de los miembros de la Unión Europea, hasta la dura canciller Ángela Merkel, los quieren, los miran con sorpresa y afecto, que no es poca cosa, claro.
Este afecto no nace del hecho de negarse a usar corbata, sino de su convencimiento de que las medidas de laboratorio de la troika propuestas para Grecia hubieran disparado una revuelta social incontrolable.
No se puede echar a la calle a 400.000 empleados públicos, aumentar el IVA a 25 % en los productos básicos, disminuir en un 50 % las jubilaciones y aumentar la edad jubilatoria a 70 años, cuando en Grecia se jubilaban a los 55. Y todo en 6 meses, en un país que hoy no puede vacunar a sus niños, porque no tiene dinero para comprar vacunas. No se puede y no se hizo.
El plan de Tsipras es posible, progresivo y habrá que prestarle dinero antes del 30 de junio para que pueda ponerlo en marcha.
Las bolsas festejan el casi acuerdo y todos están felices de que esto ocurra, los griegos sobre todo. El caso griego despertó especulaciones de todo tipo, se plantearon varios escenarios posibles en la Europa del Euro, dos de ellos, los más votados fueron:
Efecto último eslabón de la cadena. La Zona Euro es una fortaleza, tan fuerte como una cadena con eslabones muy ajustados: perder al último eslabón (Grecia) no hubiera sido más que soltar un lastre. Más ágil, la cadena se hubiera movido sin problema.
Efecto dominó. Cae Grecia y arrastra de inmediato a Chipre, Italia, Portugal, Irlanda, España…
Nunca sabremos cuál de los dos modelos se hubiera instalado. Grecia se queda y agosto se presenta casi tranquilo, salvo por el tema de los migrantes del norte de África, la crisis de Ucrania, el ISIS, Medio Oriente, Egipto, Turquía (con su extravagante modelo de cogobierno con los kurdos), entre otras cuentas pendientes.
De todos modos, bienvenido, Ferragosto.