Con un gran espíritu democrático la juventud del PRO llamó el 14 de febrero a un acto frente a la Embajada de Venezuela para entregar un petitorio en solidaridad con los graves hechos de violencia sucedidos el 12-F de 2014 en Caracas, en donde cientos de miles de estudiantes universitarios de toda Venezuela retornaron a la lucha y a la resistencia.
Ante semejante acto de voluntad de libertad y paz de los jóvenes argentinos de mi partido acompañados por otros tantos venezolanos, decidí apoyarlos con mi presencia y no sólo para sostener esta loable movida sino también con la idea firme de intentar contenerlos desde la retaguardia y no exponerlos inútilmente.
Era imprescindible para mí como diputada nacional pero fundamentalmente como ciudadana que honra a la Democracia rechazar las acusaciones infundadas a priori y los procedimientos ilegales de detención y, más aún, el sometimiento a la tortura e incomunicación que han sufrido esos heroicos jóvenes venezolanos, y celebrar al mismo tiempo con mi presencia la decisión y el coraje cívico de los nuestros, ya que no fue fácil, pues tuvimos que exponernos a caras desencajadas que nos insultaban y silbaban por querer defender valores que nos hacen ser solidarios y democráticos.
Acompañando a la juventud sentí que logramos difundir empatía por la triste situación en Venezuela pero también responsabilidad y tolerancia frente a la incitación y el abucheo. Sólo sé que aún, es más peligroso el callar demasiado tiempo, o mirar para otro lado cuando se cometen atropellos porque así entumece el espíritu y se diluye el coraje.
El 12 de febrero, Día de la Juventud, los estudiantes venezolanos unieron sus voces para gritar al mundo que luchan por su futuro en su país. Pero estos jóvenes no están solos, también estuvieron con ellos parte de la juventud argentina representada por los jóvenes del PRO manifestando su apoyo.
Finalmente el alma de los jóvenes venezolanos nos protegió (recuerdo todavía esa pancarta que decía “Mamá iré a la lucha por Venezuela. Si no vuelvo me fui con ella”) y pudimos alcanzar nuestro cometido de entregar el petitorio en la embajada en donde nos recibió su consultor político.
¡Nuestra gloriosa juventud satisfecha, por la misión cumplida, y yo orgullosa de haberlos acompañado! Cómo estoy orgullosa de ser la presidente del Grupo Parlamentarios por la democracia en Cuba y de haber creado el grupo de apoyo a Venezuela. Orgullosa de acompañar a María Corina Machado y Leopoldo López como hicimos el año pasado y de ejercer la diplomacia en red.
Cada generación debe reafirmar los valores que nos hacen ser solidarios y democráticos. El día que la juventud no tenga ideales, sueños y compromiso, empobrecerá la humanidad. Así como los adultos mayores son nuestra memoria y ejemplo, los jóvenes se convierten en mi preocupación y en mi esperanza. Serán los que manejen la política, los negocios, empleadores y empleados. Decidirán sobre la paz y como convivir en sociedad.
Por ello debemos elaborar para Latinoamérica una estrategia que permita ofrecerles a nuestra juventud un futuro de trabajo y desarrollo,con empleo productivo, y por qué no, movilidad de un país a otro; e intentar convencerlos que también a nosotros nos importa mejorar al mundo, con bienestar y paz.