Soy peronista y claramente no pertenezco al Frente para la Victoria. Sé que no es fácil enfrentar políticas irracionales que atienden una estructura social deteriorada, transmitiendo el mensaje de que el camino elegido es erróneo. Esto no quiere decir que sea imposible. Cuanto más tarde el recambio, peores serán las consecuencias.
En mi opinión estamos en el umbral de la desazón, y para cuando ello ocurra, tenemos que estar preparados para que no se habiliten espacios que promuevan “iluminados” conductores. El mesianismo siempre ha sido un pésimo consejero del sistema democrático y republicano.
La herencia que preveo será una inusitada concentración distributiva, empeoramiento de la clase media, un renovado deterioro de la estructura social, y niveles de inseguridad agravados. Además, una escuela pública que no lograr retener matrícula y que aumenta el nivel de “repitencia” provocará una situación de abandono impredecible.
La verdad es que me resulta imposible ser optimista con esta conducción que fomenta el desgobierno y el debilitamiento de la institucionalidad. Es preciso, por tanto, evitar la reelección y cualquier tipo de continuidad populista. El camino alternativo queda fuera del kirchnerismo, sin ninguna duda.
Si Mauricio Macri persevera en su intento de disputar con el poder K, tiene una gran oportunidad de convocar una amplia adhesión justicialista. Pese a los fuertes y permanentes ataques del poder central puede mostrar gestión y racionalidad. No es poco. Hoy los avatares de un cambio climático pueden mezquinamente ser aprovechados en la crítica. Claro que el gobierno nacional no tiene responsabilidad directa en territorios, de estos avatares se salva, aunque claramente en el accidente ferroviario de la estación Once dejó al descubierto su fuerte ineficiencia pese al festival de subsidios al transporte. La corrupción mata y no es un eslogan vacío de contenido. El territorio lo administran las provincias con un federalismo sometido, imperfecto y discrecional, que entre otra cosa le ha impedido al gobierno de la Ciudad la consecución de obras que forzosamente deben realizarse con crédito externo. Esto pasará y la verdad se sabrá.
Macri tiene presencia en Capital, la tendrá en Santa Fe, en Provincia de Buenos Aires, también en Córdoba y Mendoza. Para convalidar su intento, sus decisiones políticas en el 2013 serán la clave. No tenemos que confundir al pueblo peronista, espacio vital en el que una inmensa mayoría esta ávida de políticas racionales, en donde, para mí, Macri concertará voluntades, con dirigentes peronistas que claramente esperan, con legitima pretensión, ser alternativa de gobierno y no definirán -por ahora- su adhesión al proyecto Macri 2015. Aunque es sólo “cuestión de tiempo”. Hoy por hoy, no hay competidor “no K” a la vista en 2013. Observamos muchos candidatos potenciales, pero están comprometidos con el régimen agotado, son funcionales a lo viejo y andan de espaldas a lo nuevo que viene naciendo. Por eso, el kirchnerismo carece de futuro. Ya fue.