Por: Darío Epstein
Hemos visto mucho análisis técnico-legal sobre la cuestión del potencial default técnico de la República Argentina, y muchos de una gran calidad. Parecería que desde el punto de vista estrictamente legal y aferrándose a la letra chica, Argentina estaría en este momento en una situación delicada.
Pero permítanme mostrar un enfoque distinto, ya que, detrás del andamiaje jurídico hay muchos factores que deberían sopesar en una decisión de este tipo y, como diría mi amigo Mario Z., la razón tiene fuerza de León.
Desde el punto de vista político, la situación de Argentina podría ser bastante más favorable de lo que se ve legalmente.
Hay una clara preocupación tanto en Europa como en EE.UU. respecto al “shadow banking” y su falta de regulación, así como a los fondos que especulan contra deuda tanto soberana como corporativa e incluso acciones. Hemos visto varias veces a Gobiernos de países del G20 en los últimos años prohibir el “short selling” de determinados activos (apostar a la baja de una acción) para proteger a las empresas víctimas de ataques especulativos, pensando siempre en el riesgo sistémico de estas conductas.
A esto se suma la enorme carga de deuda de los países de la Eurozona y la falta de una legislación clara aplicable en el caso de default de un país. El Caso Argentino podría generar un precedente muy negativo. Es ilógico pensar que el 7% de los acreedores de un país, puede hacer caer una restructuración aceptada por la inmensa mayoría. De ser así, solo se podría salir del default con un acuerdo del 100% de los acreedores y cualquier restructuración sería una perdida de tiempo.
En la ley de quiebras de EE.UU. se busca siempre proteger el negocio en curso. Claramente el criterio aplicado en este caso es de rompimiento.
Si Argentina buscara (y lograra), que la Justicia de EE.UU. fallara respecto al 7% de holdouts, en el sentido que deberían aceptar el canje en los mismos términos que el 93%, no sólo solucionarían el problema del default de una vez por todas, sino que lograrían algo impensado: ¡terminarían con el negocio de los fondos buitres para siempre!
Pero, para eso, hace falta diálogo y si mantenemos la postura de pagar cero a quienes quedaron fuera del canje, le estamos dando de comer a Jueces como Griessa, ya que transformamos a los fondos buitres en victimas, cuando en realidad son victimarios.
Si uno corre el velo jurídico y trata de ver un poco mas allá, parecería que en este tema también Argentina tiene viento de cola. Es muy importante poder aprovecharlo.