Por: Darío Epstein
Si miramos las medidas tomadas a la fecha y el discurso presidencial, podríamos inferir cuáles son los sectores donde el Gobierno espera apuntalar la inversión en los años por venir. Estos datos son los que, en definitiva, guían en una primera instancia a los inversores de portafolio a tomar decisiones.
Cuando se acopla con mayor institucionalidad, regímenes fiscales y legales adecuados y una política expresa de tipo de cambio y variables monetarias (inflación, tasa, etcétera), las empresas desembarcan con mayor fuerza y retoma el crecimiento y la inversión. Acá las medidas de promoción vía préstamos blandos y beneficios fiscales toman un rol muy importante.
Veamos:
1. El campo ha sido uno de los sectores que ha recibido el beneficio inicial de las medidas del Gobierno: el tipo de cambio de exportación no llegaba a los seis pesos por dólar (al computar las retenciones) en diciembre del 2015. Una de las primeras medidas fue llevar el tipo de cambio neto a catorce pesos, lo que supuestamente dará a toda la actividad agrícola (excepto a la soja) una enorme transferencia positiva de recursos. Se redujeron las retenciones a la soja del 35% al 30% y el recorte será gradual año a año, de aquí en adelante, hasta llegar a 0% en 2022. Pero se eliminaron totalmente las retenciones al trigo (de 23% a 0%) y al maíz (de 20% a 0%), además del resto de los cereales y las oleaginosas. En carnes, se eliminó también el impuesto a la exportación.
2. La minería es un caso similar al del sector agropecuario. Se vio beneficiada por un salto en el tipo de cambio y una eliminación de las retenciones a las exportaciones. Aunque siempre polémica en Argentina, por el uso de sustancias tóxicas, la minería debería recapturar la atención de los inversores. Por supuesto, el contexto mundial no ayuda, ya que los precios y el exceso de oferta frenan nuevos desarrollos.
3. En cuando a la energía, se incrementaron en cuatro oportunidades las naftas, lo que equivale a un 31% en el año (un litro aquí ya vale un 75% más en dólares que en Estados Unidos) y se mantuvo a las empresas productoras el subsidio por barril extraído para seguir incentivando la producción en 65 dólares. Se estima que para extraer en Vaca Muerta se necesita un precio de 70 dólares para no perder plata. Recuperar el autoabastecimiento en hidrocarburos es un objetivo para no seguir dependiendo del financiamiento externo de la economía.
4. En los servicios públicos, lo más relevante será en qué medida se podrá potenciar la inversión privada ahora que las tarifas de los distintos servicios públicos han sido actualizadas luego de 12 años de statu quo, no sin antes incorporar una tarifa social. La suba de tarifas potenciaría el posicionamiento de inversores extranjeros y destrabaría inversiones de los grupos locales largamente demoradas.
Según el nuevo esquema de tarifas eléctricas, habrá siete categorías de usuarios residenciales, divididos según consumos mínimos y máximos por bimestre; además se implementará la tarifa social, cuyos beneficiarios recibirán sin cargo hasta 150 kWh por bimestre. Por ejemplo, en el caso de Edenor, para la categoría R1 (con un consumo de hasta 300 kWh bimensuales), el cargo fijo pasó de 4,46 a 14,43 pesos, un 223%), mientras que el variable se incrementó de 0,081 pesos el kWh a 0,556 pesos, 586%).
El boleto promedio del transporte automotor público pasó de $3 a $6 (100%). En el caso de los trenes, el mínimo será de $4 o $2, según el ramal. Un viaje en subte pasó a valer $7,50, lo que representa un salto de 50% con respecto a la tarifa anterior, de $5. Para paliar el impacto que el incremento tendrá sobre los sectores de menores ingresos, el Gobierno también implementó una tarifa social para las tres categorías de transporte. Para los colectivos será de $2,70; para los ferrocarriles, entre $1,80 y $0,90, y para el subte, de $4.
Por su parte, la empresa de aguas AySA determinó su nuevo cuadro tarifario en abril, con un aumento promedio del 297 por ciento. Quien pagaba $100 por bimestre de agua y cloacas, pasa a pagar cerca de $400. La tarifa mínima va a ser de $83 por mes y por servicio. La tarifa promedio de un residencial por cada servicio (agua y cloaca) pasará de $32 a $95 por mes.
En el servicio de gas, el promedio del incremento en el sector residencial de todo el país fue de doscientos por ciento. Una persona que pagaba $68 por bimestre pasará a pagar $262, incluidos los impuestos, es decir, una suba del 285% (aunque si efectuara un ahorro en el consumo logrará una reducción de tarifa del 15%). En tanto, seguirá el subsidio para la garrafa social, “es decir que más de 3 millones de familias recibirán subsidios y no se verán afectadas por el incremento de tarifas”, aseveran en la Casa Rosada.
5. Sobre infraestructura, los planes de inversión en puertos, autopistas, puertos volverán a estar sobre la mesa. Se anunciaron además obras en la cuenca del río Salado. El aún elevado déficit público atenta contra la expansión de la inversión liderada por el sector público. Pero son muchas las oportunidades que se darán para los inversores privados dispuestos a asumir los riesgos: el corredor Buenos Aires-Noroeste fue una promesa de campaña que empezará a ver la luz ahora que Argentina dispone de un sobrante de 4.100 millones de dólares (ya incorporados en las reservas internacionales del Banco Central), producto del remanente de la reciente emisión de dólares que será destinado a tal fin. Además, se anunció un ambicioso plan hídrico para el norte argentino. En el tema de turismo, se dio a conocer un plan federal de turismo, aunque existe poca información al respecto por ahora.
A todo eso tenemos que sumarle el incremento en la tarifa de los taxis, que no llega a cubrir el casi 100% de aumento que tuvo el gas. También la medicina prepaga.
Este año será un año de transición, pero la apuesta al crecimiento del PBI comienza el año que viene, con un consenso de 3,2% para 2017, una proyección de la inversión (infraestructura) del 7%, luego de varios años en retracción.
La construcción acompañará y tendrá también un dinamismo como eje impulsor del PBI a mediano plazo, con un plan de construcción de cien mil viviendas del cual aún no se conocen los detalles.
Quien quiera anticiparse, ¡ya sabe por dónde va a saltar la liebre!
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