Por: Darío Epstein
Sobran dólares en el mundo. Basta con ver la cantidad de dinero récord que fluye a zonas tan recónditas como Mongolia o las islas Seychelles, o nuestros vecinos Bolivia y Paraguay, países que aprovechan el sobrante de dinero derivado de las políticas implementadas por la Reserva Federal a partir de 2008 como respuesta a la segunda mayor crisis de la historia mundial.
En agosto de 2007, la Reserva Federal comenzó a bajar la tasa de interés de referencia de 5.25% a un rango de entre 0% y 0.25%. Cuando muchos inversores se retiran repentinamente del mercado, la interrelación entre los mercados desaparece, por lo que los tipos de interés de los distintos activos dejan de estar vinculados a través del arbitraje y la política de tipos de interés a corto plazo no es un instrumento suficiente para reactivar el mercado. Por este motivo, la Reserva Federal ideó un conjunto de medidas no convencionales para proporcionar liquidez a los mercados de crédito y contribuir a mejorar el nivel de actividad económica. Estas medidas se pueden agrupar en tres grupos:
• préstamos a bancos y otras entidades financieras,
• suministro de liquidez a mercados de crédito considerados clave,
• compra de títulos de largo plazo.
Esto produjo un importante crecimiento de la hoja de balance de la Reserva Federal, casi triplicándose desde el comienzo de la crisis.
BALANCE DE LA FED (en miles de millones de dólares de activos)
Este exceso de dólares, en lugar de ir a la producción (main street), no pudo ser absorbida y se desparramó por los mercados financieros mundiales, generando caídas violentas de tasas y rendimientos.
En lo que va del año, hubo más de US$ 400 mil millones en bonos emitidos por los mercados emergentes, lo que significa hasta un 60% más respecto al año anterior y muy por encima del récord de 2010 de US$ 284 mil millones. Por su parte, el mes de noviembre fue el segundo más activo del año después de septiembre en cuanto a emisión de bonos para dichos mercados.
Estamos viendo las consecuencias y una miniburbuja en las emisiones en busca de rentabilidad en un entorno de tasas cero. Una tasa inferior al 5% para un bono a 10 años de Bolivia, o inferior al 4% para un bono mexicano al 2044.
El pasado 29 de octubre, la emisión soberana de Mongolia (notas a 5 y 10 años) atrajo una demanda de US$ 15 mil millones, una ratio de cobertura de diez veces la oferta, equivalente a dos veces su PIB. El fuerte crecimiento, la riqueza de sus recursos naturales y la proximidad a China jugaron a favor, pero la inestabilidad política a posteriori hizo que sus rendimientos aumentasen súbitamente. Se formularon más de una pregunta acerca de la solvencia para su repago. Los fundamentos económicos de algunos mercados de frontera o emergentes y sobre la existencia de una burbuja de bonos generándose en el sector.
Cuando se anunció el QE3 en el mes de septiembre pasado, se produjo un fuerte aumento de la demanda de deuda de mercados emergentes. Según datos de un banco multinacional, la deuda en moneda local fue la que tuvo el mayor crecimiento ya que los inversores buscan diversificar sus tenencias saliendo del dólar en busca del atractivo de sus tasas de interés y apostando por la reevaluación de las monedas domésticas.
A una tasa de interés de casi cero, la Reserva Federal presta dinero casi gratis. Un préstamo de un dinero que solo tiene el déficit fiscal, que intenta reducir a toda costa, se ubica en torno al 9% del PBI. La deuda al Producto total de la economía está llegando a 100%, pero la emisión de dólares y de deuda continúa.
Hasta tanto el desempleo oficial en EEUU no baje del 6,5%la Reserva Federal seguirá con el despliegue de sus estímulos monetarios. Se distorsionan así los precios del capital, fijando la tasa de interés en un nivel muy bajo, mucho más bajo que lo que el mercado establecería como algo justo en un intento de incentivar artificialmente su economía. Por eso es menester seguir muy de cerca este proceso, porque mínimas sospechas que la tasa empiece a subir produciría ventas masivas de deuda de alto rendimiento.