Por: Darío Epstein
El acuerdo logrado para evitar el famoso abismo fiscal fue ni más ni menos que un microacuerdo que simplemente pospuso uno más generoso que hubiera traído mayor tranquilidad a EEUU y sus socios comerciales.
Tanto demócratas como republicanos -ya sea por cuestiones dogmáticas o políticas- decidieron no enfrentar a fondo el tema del déficit fiscal y seguir dilatándolo.
De todos modos, en mi opinión, fue mejor un miniacuerdo que la alternativa de no acuerdo, por sus connotaciones económicas e institucionales.
En los próximos meses esta problemática del gasto público volverá a la mesa, más temprano que tarde, por tres situaciones ineludibles:
1- EEUU llegó al techo máximo de endeudamiento, es decir, alcanzó los US$ 16,4 billones (sí, 12 ceros) de deuda y necesita acuerdos parlamentarios para poder elevarlo, se calcula, no más allá del 1º de marzo.
2- El gasto pospuesto por el microacuerdo del Fiscal Cliff se dispara automáticamente también el 1º de marzo y equivale a US$ 110 mil millones de recortes de gastos. De no haber otro acuerdo, se estima que podría afectar hasta el 8% de los agentes de la administración pública.
3- Aún sigue pendiente una aprobación formal del presupuesto que en los últimos años se hizo a través de parches parlamentarios pero que necesita un enfoque integral.
Estos tres puntos combinados nos muestran que las discusiones continuarán y seguir posponiendo sólo trae más incertidumbre sobre la economía.
Lo que sí se acordó el lunes pasado fue el incremento de impuestos. Estos aumentos tienen por objeto recaudar US$ 620 mil millones en un lapso de 10 años y entre los más importantes figuran:
- Mantener bajas las tasas impositivas para aquellos individuos que ganen menos de US$ 400.000 anuales o US$ 450.000 si son casados. Para aquellos que tengan ingresos superiores, la tasa impositiva máxima pasaría de 35% a 39,6%. Además, las tasas de impuestos para las ganancias de capital y dividendos pasan del 15% al 20%.
- Los recortes de gastos automáticos que hubieran entrado en vigencia a comienzo de 2013 se implementarán a partir de marzo, dando tiempo para buscar nuevos acuerdos.
- Las prestaciones por desempleo continuarán por un año, lo que costará aproximadamente US$ 30 mil millones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso, pero se evita que muchos desempleados queden sin seguro.
- Expira la reducción del recorte de los impuestos a la nómina (vuelve de 4,2% a 6,2%), que implica que aproximadamente el 77% de los contribuyentes pagarán más impuestos, según el Centro de Política Tributaria.
- Aumenta el impuesto a la herencia hasta el 40% para aquellas herencias de más de US$ 10 millones.
Habiendo logrado un avance sobre la recaudación, queda entonces pendiente trabajar sobre el gasto.
Nota: La palabra microacuerdo la tomé prestada de un artículo de Mohamed A. El-Erian, CEO de Pimco