Por: Darío Epstein
Los últimos números de China, si bien positivos, todavía no nos dan suficiente confort para establecer un cambio de tendencia en el crecimiento pero sí suficiente para marcar algunos parámetros sobre cómo va a ser 2013. Los números del último trimestre de China, que creció 7,9%, tienen dos datos negativos y uno positivo. Desde el lado negativo vemos que el crecimiento viene con un importante trimestre en exportaciones (el sector externo representa el 25% del PBI de China) y el segundo punto negativo es que mucho de este crecimiento viene liderado por la inversión pública. En lo positivo se ve que el consumo interno de a poco se va fortaleciendo. Esto nos garantizaría crecimiento sostenido durante al menos la primer mitad de este año.
En virtud de ello, la economía de China podría haber alcanzado un punto de inflexión y comenzaría a mostrar cierta mejoría luego de siete trimestres consecutivos de desaceleración. O, por lo menos, eso dicen sus cifras. De esta manera, el país se alejaría de los riesgos de un aterrizaje forzoso, dejando atrás el peor momento de su economía. Eso tendría implicancias en Latinoamérica, que vivió en carne propia la desaceleración de China, con una merma en el ritmo de expansión.
La expectativa es que Latinoamérica vuelva a la senda del crecimiento este año. El país más afectado por la delicada situación global fue Brasil, que pasó de crecer a una tasa de 7,5% en 2010 aun a tasa estimada para 2012 de 0,9% (fuente: Barclays). Sin embargo, este año el PBI brasileño tendría un repunte creciendo a una tasa estimada de 3%. Por su parte, el crecimiento de Argentina tuvo el año pasado una fuerte desaceleración, pasando de una expansión de 8,9% a una estimada de 2,1% (estimado 2013 de 3,2%). México sería la única economía que continuaría desacelerándose este año, pasando de un crecimiento estimado para 2012 de 3,8% a una tasa de expansión de 3%.
La actividad económica de China se ha acelerado desde septiembre de 2012, impulsada por una mayor inversión en infraestructura y una reactivación del mercado inmobiliario. Sin embargo, a pesar de los buenos datos del sector privado y las señales de recuperación, no dejan de existir preocupaciones, ya que la economía parece depender en gran medida de la inversión estatal y no tanto del sector privado.
Los indicadores respaldan las estimaciones de crecimiento para todo 2012 de 7,7%, que finalmente midió 7,8%, con una ligera recuperación del ritmo de expansión para 2013 a 8%. Para el cuarto trimestre del 2012, el crecimiento del PBI fue de 7,9%, que implicaría un ligero rebote en el nivel de actividad económica (en el tercer trimestre 2012 el crecimiento fue de 7,4%).
China superó en los últimos años a EEUU como principal socio comercial del mundo (124 países para los cuales el intercambio comercial con China es el más importante). Entre estos países se encuentran los de Latinoamérica, que en el impulso de la economía china, hallaron un mercado para colocar sus productos, algo que años atrás ocurría con EEUU.
En la región, Brasil es el principal socio comercial de China y registró un superávit entre enero y agosto de 2012 de US$ 14,3 mil millones. Por su parte, Chile y Perú acumulan un saldo positivo en su intercambio con China. En cambio, México, Argentina y Colombia mantienen un importante volumen comercial con dicho país, pero el saldo de la balanza comercial bilateral es negativo.
En este sentido, las expectativas de crecimiento de China y su demanda de productos primarios (soja, cobre, hierro, trigo, etc.) podrían actuar como un viento de cola para las economías de Latinoamérica. Asimismo, estas economías se retroalimentarían, dando lugar a un sólido crecimiento para la región. Pero todavía hay riesgos a la baja, relacionados principalmente a EEUU y Europa, que podrían compensar el impulso tanto de China como de Latinoamérica. Las economías con mayor producción de commodities serán más las beneficiadas.
Según estimaciones de la OCDE, el PBI a nivel global crecería a un promedio de 3% anual en los próximos cincuenta años, pero habrá muchas divergencias entre regiones y países. En este sentido, se estima que los mercados emergentes serán los impulsores del crecimiento, pero que en el largo plazo convergerán hacia niveles más moderados de expansión y similares a los de los países desarrollados.
Por su parte, las economías latinoamericanas han moderado sus crecimientos económicos en los últimos años. Esto se explica fundamentalmente por dos factores: la crisis europea y la desaceleración de China. Las relaciones comerciales entre los países de la región y el país asiático han tomado una gran importancia relativa dentro del producto de Latinoamérica, y es por eso que, una mayor demanda de productos básicos de China en virtud de su propio crecimiento, actuaría como un motor para impulsar a las economías de América Latina. Esperamos en 2013 seis u ocho meses de inercia positiva que apoyaría el crecimiento de Latinoamérica. China acelera y arrastra a Latinoamérica.