Por: Darío Epstein
Hace unos meses nos referimos aquí al oro y sus perspectivas en el corto plazo. Sigamos pues con el análisis.
El oro registró el lunes pasado su peor caída diaria desde 1980 en la Bolsa de Nueva York, tras la publicación de decepcionantes datos sobre el crecimiento de China en el primer trimestre de 2013 que provocaron una baja generalizada en la cotización de las materias primas.
De esta manera, el metal precioso continuó con las fuertes pérdidas de la semana anterior, cuando retrocedió alrededor de 5%. A pesar del rally alcista de los últimos once años, el metal muestra una caída de 29% desde su máximo histórico registrado en septiembre de 2011.
El crecimiento económico de China, gran consumidor mundial de commodities, se desaceleró inesperadamente en los tres primeros meses del año, ante un debilitamiento en el sector industrial y un descenso del consumo. De acuerdo con las cifras oficiales, el PIB de China creció 7,7% interanual en el primer trimestre de 2013, frente a un avance de 7,9% en el trimestre anterior. El consenso estimaba un crecimiento de 8%.
Más allá del mal dato de la economía China, la cotización del oro también fue presionada a la baja por una ola de ventas, que se profundizaron con el rumor que Chipre vendería sus reservas de oro para acompañar el préstamo de la Troika. Estos rumores se hicieron extensivos a otros Bancos Centrales.
Para terminar la seguidilla de malos augurios, un banco de inversión muy importante de EEUU bajó su proyección del precio del oro, y algunos reconocidos managers de fondos se pusieron negativos, tal es el caso de George Soros.
Hasta aquí lo narrativo de las últimas semanas.
Ha habido señales claras de que el oro perdía su brillo, por ejemplo: con la crisis de Chipre, los inversores huyeron hacia el dólar y no hacia el oro. Este fue un llamado de atención. ¿Continuará el dólar siendo la primer opción en la cabeza del inversor a la hora de buscar refugio?
Coincidimos en que la desaceleración de la actividad económica (el FMI acaba de reducir sus proyecciones de crecimiento para 2013) ha afectado la perspectiva de demanda de los principales commodities. Si tenemos en cuenta que el componente financiero o especulativo es responsable de una parte del precio, pues éste ha acelerado la caída.
Importante además lo que se pudo leer en las minutas de la FED, sobre dudas por riesgos de deflación, a pesar de la enorme emisión de dinero. Este podría ser otro factor afectando el precio de un bien apetecible en épocas de inflación.
¿Hacia dónde se dirige el oro?
Las opiniones de los analistas son tan volátiles como la variación del oro de las últimas semanas. Hay para todos los gustos.
Si nos guiamos solamente por la curva de futuros, nos muestra una pendiente alcista pero con pocas expectativas a mediano plazo, apenas una convergencia hacia los 1500 pero recién en diciembre de 2018.
En función de los ítems mencionados anteriormente y atento a la poca fuerza que tuvo el rebote los últimos días (el viernes llegó a los USD 1.400) creemos que podría seguir buscando mínimos hasta el nivel de USD 1.300 pero alrededor de ese número aparecerían compradores institucionales nuevamente.
De cualquier manera no hay que perder de vista que el oro venía de un rally alcista de once años consecutivos.
Y en caso que el mercado retome su suba, hay una resistencia muy fuerte entorno de los USD 1.550.
Habrá que seguirlo día a día.
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