Por: Darío Epstein
No se había visto semejante caída desde la segunda guerra mundial. La profundidad y la voracidad con la que está avanzando la crisis merece prestársele mucha atención, dado que indicadores como máximos históricos de desempleo se encuentran “tapados” y poco atendidos por otros indicadores como el récord en las bolsas del grupo de países más desarrollados del mundo y una extraordinaria recuperación en los últimos años en las bolsas de Europa.
Esta semana se conoció la cifra de actividad económica de la Eurozona conformada por 17 países, que defraudó ampliamente al confirmar que se encuentra nuevamente en recesión. Cayó 0,2% en el primer trimestre en comparación con los últimos tres meses del año pasado, acumulando una caída de 1.0% interanual.
Por su parte, la Unión Europea en su conjunto (27 países) se contrajo 0,1% y en términos interanuales ya acumula 0,7%. ¿Será Gran Bretaña el contrapeso de estas cifras? Hay señales de que la economía británica está más encaminada, aunque no aislada de lo que pasa en el continente.
Alemania se expande menos de lo esperado, Francia entró nuevamente en recesión y la contracción de Italia fue más profunda que la estimada: la región todavía está en crisis y se está propagando dentro de los países centrales.
En septiembre habrá elecciones en Alemania, y su resultado va a depender en gran medida del desempeño de la economía hasta entonces (particularmente si comienza a sentir la debilidad en el mercado de trabajo, que por ahora resiste) y de la evolución (o involución) de la crisis de la Eurozona. Por su parte, la economía francesa mostró una contracción en el 1Q13 de 0,2%, manteniendo el ritmo de la caída del trimestre previo, aunque de esta forma entró en recesión. La economía de Francia se enfrenta a un desempleo en niveles récord, y la confianza en una posible recuperación es cada vez menor.
¿Veremos nuevamente el accionar del Banco Central Europeo, que hasta ahora reaccionó muy tardíamente con estímulos monetarios pero reaccionando al fin? El flojo comienzo de año de las economías europeas pone presión sobre el BCE para volver a actuar, aunque su tasa de interés de referencia se encuentra en un mínimo histórico (0,75%) y el margen de maniobra es cada vez menor.
Viejos clamores que fueron promesa de campaña se hacen escuchar nuevamente: Francia ya anunció que rechazará las medidas de austeridad, que representan una traba para el crecimiento económico. Su presidente se encuentra bajo presión para impulsar la economía, al tiempo que su imagen cae en picada en las encuestas. Pero por otro lado, recibe presiones del Eurogrupo y dela Comisión Europea para atenerse a las reformas estructurales y presentar un plan creíble, ante las críticas de que fue demasiado lento para llevar a cabo las reformas necesarias para impulsar el empleo y la economía. Sin embargo, dadas las cifras conocidas esta semana este énfasis en las reformas fiscales podría aminorar.
Por otra parte Alemania remarcó que los países de la Eurozona deberían ajustarse el cinturón y aplicar las reformas necesarias para cumplir con los compromisos presupuestarios asumidos. Ante la falta de alternativas para resolver los problemas europeos, el debate sobre la austeridad volverá a estar en el centro de la escena.
Los niveles de endeudamiento dejaron a los gobiernos en jaque y con poco margen de acción, mientras que las medidas de austeridad plantean la profundización de la recesión. Debemos tener en cuenta que por la creación del euro se acotaron las herramientas que podría utilizar cada país para afrontar la crisis.
Los riesgos de abandono de la unión monetaria por parte de alguno de sus miembros siempre están latentes, pudiendo resurgir en cualquier momento. Entendemos que es necesario un cambio en las prioridades, donde el crecimiento y la reducción del desempleo sean los objetivos de los líderes políticos.
Japón tomó ya la decisión de dar el mayor incentivo posible a su economía a través de políticas monetarias expansivas.
Por otro lado, países que no integran la Eurozona y que han conservado la libertad en materia de política económica logran salir del paso de una coyuntura que los ha aquejado durante mucho tiempo. Este es el caso de Gran Bretaña, que apunta a ser en unos cuantos años la economía más grande del continente, por encima de Alemania. La libra quizás se vea fortalecida en ese período, hecho que a su vez, le traerá otros dolores de cabeza para resolver en el futuro.
Vemos al BCE con un renovado incentivo a reforzar su intervención ya que otro nuevo recorte de tasas no tendría el efecto suficiente para asegurar el repunte de la economía. Las opciones para la Eurozona se agotan, al igual que el tiempo y los países se encuentran obligados a atender las demandas/necesidades de sus ciudadanos. En contraposición, EEUU lleva cinco años ampliando su base monetaria y Japón que prevé duplicarla en 2 años, al tiempo que las tasas permanecen en cero, el BCE ha sido tibio y las medidas adoptadas han tenido un impacto limitado y se quedó en simples recortes de tasas e inyecciones de liquidez a los bancos, pero que no terminaron en el sector real de la economía que donde se encuentran las personas.
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