Por: Darío Epstein
Tesla (TSLA) no es una empresa común. No sólo fabrica autos eléctricos, sino que se encuentra en pleno proceso de expansión y de crecimiento que la diferencia del resto de las empresas del sector.
Apenas podríamos compararla contra BYD, la empresa china listada en Hong Kong que ya posee una capitalización bursátil de USD 20 Bn, por debajo de los USD 25 Bn. de Tesla.
Elon Musk, su fundador y actual CEO, es una de las personas más interesantes para seguir y aprender de él en el mundo de los negocios. Un visionario al que muchos analistas intentan descifrar para poder entender el futuro no inmediato de esta industria y de otros proyectos en los cuales está involucrado. Se encuentra tan compenetrado con su proyecto que ha llegado a mudar sus oficinas centrales a la misma planta en la que produce los coches para estar cerca de la producción. El crecimiento de los ingresos del último año, de casi el 60%, lo ubican en el podio de las empresas del sector seguida por Nissan con el 20%.
Pero Tesla es una empresa que pierde plata, mucho más parecida a una empresa del Nasdaq que del S&P 500 o de cualquier otro índice de empresa más establecidas en su rubro. Su competidora más directa, BYD, apenas gana el 1,8% de sus ingresos. Y no esperamos que la empresa tenga un flujo de fondos libre de sus negocios, neto de las necesidades de inversión, al menos por los próximos 4 años. Es porque la generación de caja es destinada a aplicarla en nuevos desarrollos y crecimiento.
Las estimaciones de consenso para Tesla marcan una gradual disminución del faltante de efectivo de más de USD 1 Bn en 2014 a USD 576 M para 2015 y USD 320 M para 2016. Esa es la variable crítica para que el inversor siga la marcha de los negocios.
Su CEO ha fijado el objetivo para la compañía para este año de entregar 55.000 vehículos. Pero el proyecto es muy ambicioso ya que espera no menos de 500.000 vehículos en el año 2020, lo que la convertiría en una jugadora de peso en la industria.
Tesla prevé tener gastos de capital por USD 1,5 Bn. este año, pero a principios de 2015 tenía solamente USD 1,9 Bn. en efectivo en su balance. Además, las necesidades de inversión podrían superar dicha cifra. Tesla inexorablemente deberá acudir a los mercados de capitales para conseguir financiación para sus necesidades operativas. Si dicha financiación sale de una mayor emisión de acciones, los inversores que aporten el capital podrían exigir datos más convincentes de éxito operativo de la compañía en el corto plazo.
Pero no es una situación fácil si tomamos en cuenta que anunció la semana pasada que estaba recortando puestos de trabajo en China debido a la menor demanda a la esperada en dicho país. El precio del petróleo en USD 52 no ayuda en la decisión de sustituir una tecnología por otra. Los consumidores en Asia todavía no se encuentran seguros que van a tener el suficiente suministro energético que les permitiría seguir movilizándose, una percepción por un lado debido a una infraestructura aún incipiente pero creciente. La recarga de energía eléctrica en China es más complicada que la red que armó en muchos lugares de EE.UU.
Una de las críticas que se hacen a sus autos es que no tienen el suficiente confort en la parte trasera para la clase adinerada que podría comprar Teslas y que pretende tener chofer, mapas no populares de navegación y la falta de las aplicaciones localmente importantes en el sistema, además del poco servicio post-venta. La compañía se encuentra trabajando todos estos temas, pero para continuar en el mercado automovilístico de China deberá resolverlos cuanto antes.
Por otro lado, la empresa lanzará al mercado el 30 de abril un nuevo producto que, según el mismo director, no será un nuevo modelo de auto. En una conferencia de prensa del mes de febrero el presidente de la compañía había adelantado que la empresa desarrollaría una batería de consumo que serviría para uso doméstico: ya se encontraría trabajando en el diseño y que la producción empezaría en 6 meses.
Asimismo, Tesla se encuentra construyendo Gigafactory, la fábrica de baterías de ion-litio más grande del mundo en el desierto del estado de Nevada por un monto de USD 5 Bn. Su megaproyecto de fábrica de baterías eléctricas, fundamental para su proyecto de expansión, será una realidad en el estado de Nevada gracias a importantes desgravaciones impositivas. Se prevé que en 2020 Gigafactory producirá más almacenamiento en baterías del que se produjo en todo el mundo durante 2013 y que será capaz de abastecer aproximadamente, al total de autos Tesla en el mercado previstos para ese momento en más de 500.000, con una producción eléctrica de 50 GW por hora. Una de las empresas asociadas a este proyecto es SolarCity, la mayor proveedora de energía solar de EE.UU.
Habrá que aguardar la conferencia del 30 de abril donde se espera que el CEO aclare ciertas dudas acerca de la duración de la batería, su capacidad de almacenamiento y su precio. Además de responder los rumores un proyecto tan inusual como inaudito de una autopista bajo la forma de un “tubo” de alta velocidad en el que los pasajeros podrán transportarse de Los Angeles a San Francisco en tiempo récord. ¿Utopía o futuro?
Hoy 12 analistas recomiendan comprar la acción, 7 mantener y 4 vender con un precio objetivo de USD 257 la acción, lo que ofrece un potencial retorno del 26.8%.
¿Es Tesla (TSLA) la alternativa del futuro en el sector automotor? El tiempo lo dirá, pero la recomendación para los inversores es que se armen de mucha paciencia.