Por: Darío Epstein
Muchas veces me preguntan empresarios, inversores y aun periodistas de Argentina, cómo nos ven desde Wall Street. Claramente mis interlocutores esperan escuchar alguna palabra crítica de la gestión económica. Y es lógico. Desde el lugar de los hechos se pierde la perspectiva. Y luego de 12 años, no solo hay deseo de cambio: también hay algo de acostumbramiento a las noticias negativas y a hechos que no son normales.
¿Cómo nos ven desde Wall Street? Con mucha preocupación. Un país que ha perdido grados de fortaleza institucional. En Wall Street estaban más empapados del asesinato del Fiscal Nisman que de los números del INDEC.
Un país que se alejó de EEUU y de Europa y se apoyó en Venezuela, Irán y los swaps de China. Entendamos que no estamos viviendo en el periodo de la guerra fría. El mundo avanzó y hoy los problemas que miran (todos juntos) son la desigualdad social, el calentamiento global, los conflictos entre Estados, la potencial escasez de agua, etc. Un alto porcentaje de la población mundial vive con menos de 2 dólares por día. Y eso es un problema. Vivir con lo nuestro quedó en el pasado. El mundo se globalizó. Y Argentina a través de su tierra fértil y su complejo agroexportador tiene mucho para ofrecer.
Un país donde el rol del Estado se transformó en intervencionismo en exceso. Donde hay que pedir permiso para importar, para comprar dólares, para aumentar los precios. Y todo va a través de excepciones o amiguismo. Lamentablemente cuando el sistema se mueve así, siempre existe la sospecha plena de corrupción, aun cuando esto pudiera no suceder, porque lo que no funciona es el sistema.
Hasta el 25 de octubre pasado, y en función de reportes que llegaban desde Argentina, los mercados creían que había un 70/80% de continuidad política, aun con los matices propios y la impronta que Scioli hubiera provocado. A partir del 25/10, fecha que deberemos guardar por mucho tiempo en nuestra memoria, se dio vuelta un preconcepto: en los países emergentes con políticas populistas es muy difícil la alternancia en el poder. La gente de menores recursos esta presa de sus necesidades básicas insatisfechas y el miedo a perder lo poco que tiene la transforma en rehenes del partido incumbente.
La alternancia es muy importante en la política, y en ese sentido la Argentina ha dado un gran paso en el día de la fecha.
Yo sé que cuando alguien lee mis columnas está esperando números y un enfoque económico y financiero. Se lo debo.
Hoy es un día donde se logró un paso enorme hacia la madurez del país: la alternancia política. Fortaleciendo las instituciones, con reglas de juego claras y buscando simetría con los sistemas económicos globales llegarán inversiones, préstamos para infraestructura, tecnología y a partir de ahí el bienestar de los habitantes.
El cambio no termina en el voto. Hay que involucrarse. Esto recién empieza.
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