Por: Enrique Behrends
El mundo de las relaciones laborales de hoy, y el que podemos avizorar para el futuro, nos obliga a realizar ciertas reflexiones. Propongo hacer un repaso breve de algunos interrogantes y circunstancias a tener en cuenta para comprender los cambios. En primera instancia, y desde el lado de la empresa, debiéramos analizar quiénes son los protagonistas. En general son cuadros gerenciales o especializados que hoy están entre los 35 y 45 años de edad y que se formaron en períodos de convertibilidad y primeros años de la “década”. Estos han sido años donde la conflictividad fue diferente a las décadas precedentes. Para esta cohorte el aumento de la conflictividad que hemos vivido en estos últimos años es algo relativamente nuevo.
Otro tema a tener en cuenta son los estereotipos. Todos tenemos presente la imagen de una “corporación” sindical fuertemente centralizada y con dirigentes de perfil burocrático y perenne. Sin embargo hoy no son pocos los casos de dirigencias más descentralizadas, en muchos casos con disposición innovadora. Y ello sin descartar que la verticalidad no es un atributo unánime.
En el marco legal ocurre algo similar. La legislación es, en general, “setentista” (no por su ideología sino por su fecha de origen). Y el instrumento más inmediato en las relaciones laborales, el convenio colectivo, en muchísimos casos ha sido elaborado décadas atrás, algunos aún de la década de los mencionados setenta, por profesionales y dirigentes responsables en aquellas época y cuya formación se realizó en el marco de los modelos pensados en la década del cincuenta. Solo para dar un ejemplo tomemos la difundida y creciente tarea del “analista simbólico” o del “teletrabajo” y veamos como encasillarlas en nuestras herramientas convencionales actuales. Y todos, sindicalistas y profesionales empresarios, con importantes preconceptos ideológicos y políticos.
Hoy la empresa y el mundo de la gente que trabaja es otra cosa. De ninguna manera las relaciones laborales son un metier exclusivo de abogados, gerentes de laborales y sindicalistas. Como mínimo debemos contar como protagonistas al sindicato, a la dirección de la empresa, a los cuadros medios, las representaciones locales de los trabajadores (comisiones obreras y similares), la supervisión de línea y los trabajadores como personas únicas y diferentes. Entre todos ellos se construye el entramado de las relaciones laborales en nuestros tiempos. Todos cumplen sus roles, tiene sus expectativas y participan del proyecto empresario.
Internacionalmente existen múltiples modelos utilizables para esta realidad actual. Seguramente en una revisión académica podremos visualizar algunos. Pero la realidad es que los modelos se construyen en cada lugar y momento, atendiendo a diferencias culturales, económicas y políticas.
El desafío que tenemos por delante es la construcción de esos nuevos modelos para la Argentina 2020 (por decir de ahora para adelante). Estoy convencido que un rol preponderante en este proceso lo tendrá el lado empresario. Desde la dirección y hasta el nivel más inicial. Cobra en esto significativa importancia el compartir pensamientos y elaborar propuestos para someterlas a la consideración de las diferentes partes involucradas. La participación en foros, seminarios y hasta investigaciones proveerá a todos, especialistas y generalistas los elementos necesarios para su aporte. El diálogo y el intercambio son fundamentales. Nuestra visión de la empresa como un espacio asociativo, regido por valores y con responsabilidades definidas para cada participante constituye un marco de referencia general.
Una gran tarea nos convoca a participar en la construcción de un modelo de asociatividad laboral argentino basado en la innovación, la participación, la equidad y fuertemente institucionalizado en base a valores compartidos.