La falsa “moderación” del gobierno iraní

Eric Hecht
Por: Eric Hecht

Con solo sacar la cabeza fuera de los medios de comunicación oficiales y seguir las noticias de Irán, llama particularmente la atención la práctica horrible e implacable de la pena de muerte.

Hace apenas unos días, el 1 de junio, el régimen inhumano de los mulás ha ahorcado a Gholamreza Khosravi, de tan solo cuarenta y nueve años, con la acusación de ser simpatizante de los muyahidin. El poder judicial de la teocracia gobernante iraní condenó al acusado de haber hecho la guerra a Dios a través del apoyo activo de los objetivos de los Muyahidines del Pueblo por haber enviado su información a los medios de comunicación, financiado y organizado a sus simpatizantes.

La furia de los que tienen simpatía por un movimiento político que quiere poner en tela de juicio el principio de poder religioso y el fundamentalismo islámico es evidente para todos. O por lo menos eso creo. Los disidentes son ahorcados en Irán acusados ​​de moharebeh, lo que significa estar en guerra contra Dios, aunque es evidente la guerra del régimen contra sus propios ciudadanos. Gholamreza había participado cuando era un muchacho en la poderosa revolución anti-monárquica del 79, que deseaba cumplir los sueños de libertad y democracia en Irán. A los dieciséis años fue encarcelado bajo la acusación de ser simpatizante de los muyahidin.

Por suerte salió con vida de la prisión -en la que sufrió las torturas más atroces-, mientras que decenas de miles de niños compañeros suyos fueron fusilados. Cientos de miles de otros chicos aún más jóvenes eran usados para pasar a través de los campos de minas para limpiar y abrir una ruta segura a las tropas del régimen teocrático para la conquista de Karbala, una ciudad santa para los musulmanes chiítas.

Tuvo suerte, pero hasta un cierto punto. Cuando lo liberaron de la prisión en 1986 y participó en el concurso para asistir a la universidad, a Gholamreza se lo impidieron a causa de sus opiniones políticas. Le pidieron que se dé de alta en los servicios de la Guardia Revolucionaria, que ya tenía copada las diferentes universidades, para tener acceso a los estudios. Gholamreza no aceptó. Después de años de duro trabajo se convirtió en un soldador calificado.

En el invierno de 2007 fue detenido de nuevo en su lugar de trabajo y condenado a seis años más. Esta vez los cargos fueron por dar aportes en efectivo a los Muyahidines del Pueblo. Pasó varios meses en aislamiento y en el otoño de 2010 fue trasladado a la conocida prisión de Evin, en Teherán. También en este caso, pasó 9 meses en aislamiento, acusado de moharebeh.

La culpa de estar en guerra contra Dios en la República Islámica de Irán es castigada con la pena de muerte. Al preso político Gholamreza, los torturadores del régimen le ofrecieron a este punto el salvoconducto habitual, o sea arrepentirse y estar en el show televisivo de mentiras contra los Muyahidines del Pueblo. Él volvió a rechazar la oferta. El 17 de abril de este año, cientos de agentes del régimen lanzaron un ataque violento en la sección 350 de la prisión de Evin, donde se encontraron con una fuerte resistencia por parte de todos los presos políticos, entre ellos Gholamreza, que mostró una voluntad de acero frente a la arrogancia sin precedentes de las fuerzas de seguridad.

Gravemente herido y tirado en el confinamiento solitario de nuevo, Gholamreza  fue amenazado el mismo día con la horca por el general Reza Saraj de los Pasdaran. Los hombres del régimen teocrático de Irán, sin importar a la facción que pertenecen, sobre ciertos temas siempre están de acuerdo. Gholamreza fue asesinado el 1 de junio. Los autores del hecho han dado información falsa a los familiares que pidieron saber sobre su destino y hasta los amenazaron si lloraban a su ser querido.

Gholamreza fue enterrado en la medianoche de ese mismo día en un cementerio de Isfahan, a 440 km de Teherán. Desde que asumió Rohani, el presidente “moderado” de los mulás de Irán, mando a ahorcar al menos 700 personas. En el segundo mes del mes iraní de Ordibehesht (abril 21-mayo 21) fueron ahorcadas 102 personas. La máquina de muerte en Irán no se detiene. Las vacilantes conversaciones nucleares siembran la discordia entre las facciones del régimen que se descarga con la represión de los ciudadanos.

Es una guerra despiadada del régimen iraní, que ha ensangrentado a Irán, Irak y Siria. Y no sólo eso: Occidente parece ser la Bella Durmiente. Mientras escribo esto, he recibido la terrible noticia que ocho presos políticos, compañeros Gholamreza en la misma sección 350 de la prisión de Evin, han sido trasladados a la prisión Ghohar-dasht donde Gholamreza fue ahorcado. ¿Cuándo va a terminar el dolor de este antiguo pueblo?